Estrategia de inversión
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Durante toda la semana, los mercados de acciones y rendimientos de los bonos se han mantenido cotizando dentro de una estrecha banda. Los inversionistas deberían disfrutar de la calma, mientras dure. Las elecciones en Francia y Reino Unido en las próximas semanas, así como el debate presidencial de anoche en Estados Unidos, podrían generar algunos movimientos más pronunciados. Entre tanto, hemos querido aprovechar para analizar una de las preguntas más frecuentes que nos hacen nuestros clientes: ¿Hasta qué punto deberíamos preocuparnos por la deuda y déficit de Estados Unidos?
En 2011, S&P Global rebajó la calificación de la deuda de Estados Unidos y, desde ese momento, la trayectoria fiscal del país ha atraído una atención significativa. La semana pasada, la Oficina de Presupuestos del Congreso (OPC) actualizó sus proyecciones del presupuesto federal: Prevé un déficit de dos billones de dólares para este año y un aumento de la relación deuda/Producto Interno Bruto (PIB) de más de 120% (la más alta en la historia) para 2034.
Si bien tanto los mercados financieros como los candidatos presidenciales se han mostrado indiferentes, es crucial comprender los riesgos subyacentes asociados con déficits amplios y altos niveles de deuda soberana.
En resumen, no esperamos una mejora significativa en la trayectoria de la deuda o déficits estadounidenses en el mediano plazo. Sin embargo, las carteras de multiactivos aún deberían poder ofrecer resultados a los inversionistas. Las autoridades monetarias del país mantienen su credibilidad, la demanda de activos del Tesoro sigue siendo fuerte y la base impositiva es sólida.
Dicho esto, los riesgos son lo suficientemente significativos como para considerar agregar activos no denominados en dólares y “reales” como infraestructura, oro y materias primas a las carteras tradicionales de activos múltiples. Para los contribuyentes estadounidenses también podría ser prudente centrarse en la eficiencia fiscal.
En nuestro análisis de hoy, compartimos las cinco preocupaciones más frecuentes relacionadas con los altos niveles de deuda y amplios déficits y evaluamos el impacto que pueden tener en su cartera.
1. Limitan la flexibilidad fiscal.
El amplio déficit y el elevado nivel de deuda de Estados Unidos limitan su capacidad para responder eficazmente a futuras crisis económicas. Históricamente, durante las recesiones, los gobiernos aumentan el gasto para impulsar el crecimiento. Sin embargo, el espacio fiscal para estímulos adicionales podría verse limitado por un ya amplio déficit presupuestario. Esto podría frenar cualquier recuperación. Dicho esto, los altos rendimientos ofrecen un buen terreno en caso de que se materialice una recesión.
Implicaciones para la inversión: Irónicamente, esto sugiere que los bonos del Tesoro y otros activos de renta fija con grado de inversión todavía tienen un papel fundamental en las carteras de activos múltiples.
2. Podrían aumentar los costos de endeudamiento.
A medida que crece el déficit federal, también lo hace la necesidad de emitir títulos del Tesoro. Si bien la demanda se ha mantenido sólida (en subastas recientes, fue 2,5 veces mayor que la oferta), un aumento continuo de las emisiones podría llevar a mayores rendimientos. Este escenario elevaría los gastos por intereses del gobierno y, por ende, la carga fiscal. La OPC ya proyecta que estos costos subirán a 6% del PIB para 2050 (el doble de los máximos de 3% registrados en la década de 1990), impulsados por el supuesto de que el gasto público está creciendo más rápidamente que los ingresos.
Implicaciones para la inversión: La posible presión al alza sobre los rendimientos de los bonos enfatiza la necesidad de agregar otras fuentes de diversificación contra la posible volatilidad de las acciones, sobre todo los activos reales.
3. Podrían desplazar a un gasto más productivo.
La OPC proyecta que, para mediados de la década de 2030, todos los ingresos federales serán necesarios sólo para financiar el gasto público obligatorio: en gran medida Medicare, Medicaid, Seguridad Social y los intereses de la deuda. En ese momento, la única manera de financiar funciones básicas como defensa, justicia, infraestructura y educación sería endeudarse más o recortar otros gastos discrecionales.
Este potencial recorte podría impedir el crecimiento económico y la innovación a largo plazo. Programas federales como la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (1958), la Ley de Medicamentos Huérfanos (1983) y la Iniciativa Nacional de Nanotecnología (2000) han sido vitales para los avances en comunicación, informática y biotecnología.
Implicaciones para la inversión: Si bien este riesgo está presente, los inversionistas deben tener en cuenta que el gobierno federal todavía está invirtiendo e incentivando áreas críticas como infraestructura, tecnología climática y manufactura, dadas las disposiciones contenidas en el Proyecto de Ley Bipartidista de Infraestructura, la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley CHIPS. Sin embargo, la inteligencia artificial, la innovación más importante para los mercados de valores en una generación, está siendo financiada principalmente por el sector privado.
4. Probablemente no llevarán a una depreciación del dólar ni a un exceso de inflación.
Si bien el riesgo es bajo, la protección contra la depreciación es una asignación a activos distintos al dólar y oro.
Cuando los bancos centrales financian el gasto público con la compra de deuda soberana o tasas de interés artificialmente bajas pueden generar inestabilidad y exceso de inflación. Si bien Estados Unidos participó en esta "represión financiera" durante y después de la Segunda Guerra Mundial, en los últimos dos años, la Reserva Federal ha disminuido sus tenencias de deuda pública en 1.3 billones de dólares y elevado las tasas a unos de los niveles más altos en 30 años. Durante el pico de 2022 y 2023, las expectativas de aumento de precios se mantuvieron bien ancladas, lo que muestra el foco de la autoridad monetaria en el mercado laboral y resultados de inflación.
El estatus del dólar como principal moneda de reserva mundial proporciona una ventaja única. Sin duda, las economías “BRICS+” están ganando influencia geopolítica y tratando de establecer un sistema comercial y monetario rival. Sin embargo, el dólar todavía representa alrededor de 60% de las reservas mundiales de divisas, participa en 90% de las transacciones globales y es utilizado en más de la mitad del comercio mundial.
Implicaciones para la inversión: Si bien el riesgo es bajo, la protección contra la depreciación es una asignación a activos distintos al dólar y oro.
5. Probablemente no llevarán a un incumplimiento del gobierno.
La probabilidad de que Estados Unidos no pague su deuda sigue siendo extremadamente baja (los incumplimientos técnicos debidos al límite legal de deuda son una historia diferente). El país se beneficia de poder emitir deuda en su propia moneda. Esta posición única le da una mayor capacidad en comparación con países como Argentina y Turquía, que emiten en divisas extranjeras. Además, Estados Unidos tiene una base impositiva sólida y la capacidad de recaudar ingresos mediante reformas tributarias (de ser necesario). Japón, con una relación deuda/PIB de 228%, es un buen ejemplo de cómo evitar una crisis fiscal a pesar tener el doble del endeudamiento estadounidense.
Como la deuda estadounidense está denominada en dólares, existe una probabilidad extremadamente limitada de que el gobierno no pueda pagarla. El riesgo es que lo haga con una moneda depreciada frente a otras divisas o activos como el oro. El ejemplo más extremo para una economía importante sucedió en Francia en la década de 1920.
Implicaciones para la inversión: Si bien las perspectivas fiscales pueden parecer desafiantes, las ventajas estructurales de la economía estadounidense y su moneda brindan un importante amortiguador contra el riesgo de incumplimiento.
El escenario más probable para los próximos años es el mantenimiento del statu quo: Los déficits son amplios y los niveles de deuda aumentan. A pesar de los riesgos asociados, creemos que estos no desestabilizarán las carteras de activos múltiples, debido a la credibilidad de las autoridades estadounidenses, demanda constante de los inversionistas de activos del Tesoro de Estados Unidos y la solidez de la base impositiva del país.
Existen métodos para abordar el problema de la deuda. Una opción es una reforma fiscal preventiva, que podría implicar alterar el gasto discrecional y/o subir los impuestos a las personas o corporaciones con patrimonio neto alto. Otra es un mayor crecimiento a través de aumentos de la productividad. Los avances en inteligencia artificial podrían mejorar la sostenibilidad fiscal, al impulsar la actividad económica sin causar inflación. La OPC no pronostica (históricamente no lo ha hecho) este tipo de auges de productividad.
Finalmente, debemos señalar que la OPC ha mostrado una tendencia a desarrollar proyecciones demasiado pesimistas para la deuda y déficits de Estados Unidos. Por ejemplo, en 2009, previó que el gasto gubernamental obligatorio superaría los ingresos totales del país para 2024, sin embargo, esto ahora ha sido revisado para que ocurra en 2034.
Para los inversionistas, el mensaje es claro: Probablemente sea prudente ir más allá de la cartera tradicional 60/40. Incluir activos reales como infraestructura, oro y materias primas puede proporcionar una protección contra la posible depreciación del dólar y la inflación. La eficiencia fiscal también es clave. Como siempre, comprender los riesgos e incorporarlos en su proceso de planificación es la mejor manera de lograr sus objetivos financieros.
Todos los datos económicos y de mercado son a mayo de 2024 y proceden de Bloomberg Finance L.P. y FactSet, a menos de que se indique lo contrario.
Creemos que la información contenida en este material es confiable pero no garantizamos su precisión o integridad. Las opiniones, estimaciones y estrategias de inversión y puntos de vista expresados en este documento constituyen nuestro juicio basado en las condiciones actuales del mercado y están sujetos a cambios sin previo aviso.
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