Estrategia de inversión
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La “Gran y Hermosa Ley” (OBBBA, por sus siglas en inglés), promulgada el 4 de julio de 2025, extiende de forma permanente muchas de las disposiciones de la Ley de Reducción de Impuestos y Empleos (TCJA, por sus siglas en inglés) de 2017, que estaban programadas para expirar a finales de este año. Además, incorpora diversas prioridades fiscales del Partido Republicano y de la administración del presidente Donald Trump. Entre las consideraciones clave para los clientes están: (1) evaluar adelantar las deducciones caritativas en 2025 dadas las limitaciones que se avecinan; (2) transferir patrimonio a generaciones futuras, de ser posible; y (3) aprovechar los nuevos beneficios del aumento del tope de la deducción de los impuestos estatales y locales, de la ampliación de los umbrales y exclusiones para las acciones calificadas de pequeñas empresas y de la deducción acelerada de ciertos gastos empresariales.
Podría haberse pensado que el renovado temor a los aranceles y a la “Gran y Hermosa Ley” (OBBBA, por sus siglas en inglés) generaría cierta volatilidad, pero no fue así. El S&P 500 ha alcanzado nuevos máximos, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense se han mantenido estables, las expectativas de recortes de la Reserva Federal continúan y el dólar se ha apreciado ligeramente frente a sus pares.
Incluso después de que el presidente Donald Trump anunciara un aumento generalizado de aranceles (de 15%-20%) y una posible tarifa de 35% para los productos canadienses (excluyendo los del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, T-MEC), los mercados se han mantenido relativamente tranquilos y a las 5:30 de la mañana hora de Nueva York, los futuros solo caían alrededor de 60 puntos básicos.
En medio de los anuncios arancelarios más amplios, el incremento aplicado al cobre sirve como un buen ejemplo para mostrar cómo los mercados están asimilando las noticias: inicialmente, el ajuste de 50% anunciado para el 1 de agosto generó un alza de 13% en los precios, pero luego se registró una caída de 3,5%. Estados Unidos importa alrededor de 45% de este metal y carece de la capacidad suficiente para aumentar la extracción y fundición. Entonces, ¿por qué no es mayor el impacto? En parte, porque la medida ha sido, en cierto modo, anticipada y los importadores estadounidenses han logrado acumular grandes inventarios, y se espera que la aplicación de la tarifa sea gradual. Además, los inversionistas no están totalmente convencidos con la tasa de 50%. El objetivo del gobierno es fomentar la producción nacional de cobre, lo cual, aunque no es viable actualmente, podría serlo en tres a cinco años si se aceleran las inversiones y los permisos.
Por otro lado, la OBBBA introduce recortes fiscales por 4.5 billones de dólares y del gasto por 1.2 billones de dólares, mientras aumenta los recursos para las fuerzas armadas y la aplicación de las leyes migratorias. Inicialmente, surgieron temores sobre el impacto en la deuda y déficit fiscal de Estados Unidos, ya que las reducciones en el gasto se consideraron insuficientes para compensar el efecto acumulativo. Sin embargo, la situación no es tan grave como parece. Aunque la OBBBA incrementa el déficit, la estimación de 3.4 billones de dólares podría estar sobredimensionada. La proyección de la Oficina de Presupuesto del Congreso no contempla los ingresos por aranceles, que se espera mitiguen algunos desafíos fiscales. Nuestras estimaciones sugieren que, a largo plazo, el efecto neto combinado probablemente resultará en una modesta disminución del déficit (excluyendo los costos del servicio de la deuda).
Nuestra opinión: Los inversionistas suelen enfocarse más en los fundamentos, y la avalancha de titulares sobre aranceles, que parecen más ruido que otra cosa, los ha vuelto más insensibles. Aunque las últimas noticias sugieren una tarifa efectiva de 15%-20%, seguimos convencidos de que algunas amenazas no se concretarán. Nuestro escenario base se mantiene: las tasas efectivas oscilarán entre 10%-15%. Prevemos un leve freno al crecimiento, pero el mercado confía en que el gobierno está decidido a alcanzar acuerdos. Después de todo, esta podría ser la etapa final de las negociaciones. Ya sea que estos gravámenes se mantengan o no, al menos habrá claridad.
No nos malinterprete: podrían existir riesgos en el futuro. Sin embargo, la Reserva Federal parece más dispuesta a flexibilizar las condiciones financieras sin un deterioro significativo del mercado laboral, siempre que las expectativas de inflación se mantengan estables. Un nuevo ciclo de recortes de tasas sin que se produzca una recesión sería un resultado optimista.
Los inversionistas ya están a la espera de la temporada de resultados del segundo trimestre, que se perfila más fuerte de lo previsto. Algunos lo llaman complacencia, pero si son como esperamos, estará justificada. Pronto, las expectativas estarán sobre 2026.
A veces, basta con tomar distancia para ganar perspectiva. No pierda de vista el bosque por ver los árboles. A continuación, analizamos en detalle tres lecciones que nos ofrece la edición por el vigésimo aniversario de “Eye on the Market” de Michael Cembalest.
Esta semana, Michael Cembalest, nuestro presidente de Estrategia de Mercado e Inversión, publicó la edición especial por el vigésimo aniversario de “Eye on the Market”. Desde su lanzamiento, a mediados de 2005, se han compartido 584 entregas. En esta última retrospectiva, Cembalest aborda 30 temas clave.
Hoy, hemos querido contextualizar cómo algunos elementos clave se relacionan con nuestra perspectiva y los acontecimientos recientes. A continuación, nuestros tres principales aprendizajes:
La lección: No se deje llevar por titulares cortoplacistas ni por el sensacionalismo.
Es fundamental mantener un horizonte de inversión a largo plazo. La historia demuestra que las recesiones y caídas del mercado forman parte del ciclo, y hacer caso a los pesimistas constantes puede resultar más costoso que adoptar un enfoque equilibrado. La volatilidad de este año es un buen ejemplo: la confianza del consumidor bajó de 74 a 52,2 a finales de 2024, la probabilidad de recesión llegó a 65% y el S&P 500 cayó 19%. Tres meses después, la confianza se recuperó a 60,7, la probabilidad de recesión disminuyó a 22% y el S&P 500 repuntó 25% desde sus mínimos del 8 de abril y alcanzó cuatro nuevos máximos históricos tras recuperar todas las pérdidas al 26 de junio.
Es probable que la próxima década no sea un reflejo de la anterior. En 2025, los inversionistas en dólares que han apostado por acciones europeas han experimentado un aumento de 24 % en lo que va de año, por encima del 5,9% de la renta variable estadounidense. Este cambio sugiere una reducción de la brecha entre ambos mercados y ofrece oportunidades de crecimiento en las dos regiones, impulsadas por la evolución de la dinámica cambiaria.
La lección: Aproveche el crecimiento tecnológico de Estados Unidos, pero asegúrese de mantener una exposición equilibrada a los mercados globales para tener una estrategia integral.
Si bien la narrativa del excepcionalismo estadounidense puede estar cambiando, Estados Unidos sigue siendo el destino preferido, gracias a su mayor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), productividad y potencial de ingresos. Como se señala en “Eye on the Market”, los sectores estadounidenses pueden ser más costosos, pero se alinean con un mercado dispuesto a pagar por retornos más elevados. Además, la composición ha evolucionado: aquellos en expansión como tecnología, servicios de comunicación y consumo discrecional representan ahora aproximadamente la mitad del S&P 500 e históricamente exigen múltiplos más elevados.
Esto no significa que Europa carezca de nuevos catalizadores ni que la brecha no se esté reduciendo, impulsada por un dólar más débil, la convergencia cíclica, la reasignación global de activos y el aumento de los niveles de cobertura cambiaria entre inversionistas extranjeros. En conjunto, el inicio de 2025 debería ser una llamada de atención: no es el fin del excepcionalismo estadounidense, sino el retorno a carteras equilibradas. Al fin y al cabo, la asignación global del MSCI es de 70% en Estados Unidos y 30% en el resto del mundo.
La lección: Invierta en innovación para impulsar la próxima revolución y allane el camino para el crecimiento futuro de la productividad y utilidades.
Como hemos señalado en nuestras “Perspectivas de mitad de año”, la inteligencia artificial tiene un inmenso potencial para transformar las industrias. Aunque seguimos atentos a cualquier señal de compromiso vacilante o impacto en las decisiones empresariales, los acontecimientos recientes refuerzan nuestra confianza en el poder transformador de esta tecnología:
En general, parece que las empresas temen quedarse rezagadas en la carrera de la inteligencia artificial y están dispuestas a invertir para mantenerse a la vanguardia.
Todos los datos de mercado y económicos son de julio de 2025 y provienen de Bloomberg Finance L.P. y FactSet, a menos que se indique lo contrario.
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