Estrategia de inversión
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Al cierre del jueves, la mayoría de los mercados financieros se habían recuperado por completo de la caída de abril. De hecho, un índice bursátil global alcanzó un máximo histórico, con un repunte superior a 20% desde sus niveles más bajos. Por su parte, el S&P 500 cerró a apenas 1,5% de su récord previo.
Sin embargo, justo cuando los mercados comenzaban a adaptarse a un entorno más incierto (como anticipamos en nuestras Perspectivas de Mitad de Año 2025, ha surgido un nuevo riesgo geopolítico. La intensificación de las tensiones en Oriente Medio, tras los ataques de Israel contra instalaciones nucleares y militares iraníes y la promesa de represalias por parte de Irán, tiene a los inversionistas en vilo.
Al inicio de la mañana del viernes en Nueva York, el precio del petróleo Brent subía cerca de +7%, tras haber llegado a repuntar hasta 13%, su mayor alza intradía desde marzo de 2022, impulsado por el temor creciente a una escalada del conflicto. Esta inquietud se ha extendido a otros mercados globales, aunque con menor intensidad. Las acciones europeas estaban cayendo más de 1% y las estadounidenses 0,7%. En contraste, los activos refugio como el oro (+1,8%) y los bonos soberanos registraban avances, mientras que el dólar recuperaba parte del terreno perdido luego de tocar un mínimo de tres años el jueves.
Nuestra perspectiva, respaldada por la experiencia histórica, es que los eventos geopolíticos suelen tener un efecto acotado sobre los mercados. Aun así, se trata de un riesgo que no debe subestimarse. A continuación, analizamos las implicaciones del conflicto en Oriente Medio para nuestra perspectiva y explicamos por qué consideramos que tanto la economía como los mercados tienen fundamentos sólidos para absorber esta crisis en el mediano plazo.
Israel ha lanzado una serie de ataques contra Irán centrados en objetivos nucleares y militares. Aunque las instalaciones petroleras no se han visto afectadas, Israel ha prometido nuevas acciones en los próximos días, mientras que Irán advirtió que responderá con represalias “contundentes”. Estados Unidos se ha distanciado rápidamente, afirmando que no tuvo ninguna participación en la operación.
La naturaleza de las respuestas en los próximos días va a desvelar muchas incógnitas – sobre todo los interrogantes de si el conflicto va a terminar escalando para convertirse en un episodio de mayor impacto económico.
Si bien Irán es un productor relativamente pequeño, su aporte representa alrededor de 4% de la oferta mundial de petróleo. No obstante, el verdadero riesgo radica en una posible expansión del conflicto o el impacto sobre rutas clave, como el Estrecho de Ormuz, por donde circula aproximadamente 20% del crudo global. Oriente Medio aporta cerca de un tercio de la producción mundial de petróleo y una toma de posición por parte de actores regionales podría agravar las tensiones y alterar significativamente el suministro energético global.
Un repunte sostenido en los precios de la energía afectaría la confianza, consumo e inversión, lo que podría hacer aún más difícil la tarea de los bancos centrales. Sin embargo, es importante subrayar que el panorama inflacionario general muestra señales de moderación. Por ejemplo, incluso con el reciente salto en los precios, el petróleo sigue cotizando un 10% por debajo de los máximos de enero.
En caso de una interrupción significativa, la cadena de suministro energético parece contar con una mayor capacidad de absorción que en décadas anteriores. Por ejemplo, estos eventos probablemente incentiven a otros productores a incrementar su oferta. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados clave disponen de capacidad disponible, mientras que la producción estadounidense ha mostrado gran flexibilidad, en gran parte gracias al auge del fracking.
Vemos tres señales que sugieren que la economía y los mercados pueden resistir el riesgo geopolítico.
1. Inflación tiende a la baja
Esta semana, tanto el Índice de Precios al Consumidor (IPC) como el Índice de Precios al Productor (IPP) desaceleraron su crecimiento al 0,1% intermensual, por debajo de las expectativas de 0,2%. Si los consumidores estuvieran asumiendo el costo de los aranceles, es probable que esto se reflejara en los datos de inflación.
Lo que podría significar es que las empresas estadounidenses, que comenzaron el año con márgenes de beneficio elevados, podrían estar absorbiendo parte del impacto. También podrían estar retrasando los incrementos de precios al vender inventarios acumulados antes de la implementación de los aranceles, lo que aplazaría el efecto inflacionario.
Aunque podría surgir algo de inflación en el futuro, la ausencia de un impacto visible hasta ahora resulta alentadora. Cada vez es más evidente que la economía es más resistente de lo esperado frente al aumento de aranceles y la incertidumbre general, por lo que mantenemos la expectativa de que continuará expandiéndose.
2. Conversaciones sobre aranceles se enfocan en cerrar acuerdos
Tras las negociaciones entre Estados Unidos y China en Londres, el presidente Donald Trump anunció la finalización del marco comercial bilateral. Entre los puntos clave destacan el compromiso de China para agilizar los envíos de tierras raras, esenciales para las industrias automotriz y de defensa estadounidenses, así como la flexibilización por parte de Washington de las visas para estudiantes chinos y ciertos controles de exportación. Sin embargo, las restricciones sobre chips avanzados permanecen vigentes.
Las conversaciones comerciales de esta semana han tenido resultados mixtos: Un tribunal federal autorizó que la administración continúe aplicando aranceles globales mientras continúa el proceso de apelación, y Trump advirtió que en las próximas dos semanas se enviarán cartas arancelarias recíprocas a varios países. Aunque la incertidumbre probablemente persistirá, el enfoque de las negociaciones sigue orientado a cerrar acuerdos.
3. Se detiene la venta masiva en el mercado de bonos
Tras un aumento de 35 puntos básicos en los últimos dos meses, los rendimientos de los bonos del Tesoro a 30 años habían caído 12 puntos básicos hacia el viernes. Además, la subasta del Tesoro a 30 años realizada el jueves, muy seguida por los inversionistas, mostró una demanda sólida, lo que refleja mayor confianza en la deuda pública estadounidense a largo plazo, a pesar de la discusión en el Congreso sobre el proyecto conocido como “One Big Beautiful Bill” (“Una gran y hermosa ley”).
Con los rendimientos en descenso y las acciones al alza, la caída sostenida del dólar genera menos preocupación que cuando los mercados temían una fuga de capitales de Estados Unidos.
Los mercados seguirán enfrentando desafíos y es probable que la incertidumbre continúe en los próximos meses.
En nuestro reciente análisis de los eventos geopolíticos a lo largo del tiempo, la historia muestra que, si bien estos eventos no tienen efectos duraderos sobre las acciones diversificadas globalmente, pueden impactar significativamente los mercados locales. En Estados Unidos, el empleo se mantiene relativamente estable y la inflación sigue avanzando hacia el objetivo de 2% de la Reserva Federal. Todo apunta a una economía resiliente que busca seguir expandiéndose a pesar del riesgo geopolítico. Recomendamos mantener niveles normales de riesgo en carteras multiactivo y seguimos identificando oportunidades en sectores específicos, como el financiero y de software.
Los eventos recientes resaltan la importancia de fortalecer la resiliencia de las carteras a través de la diversificación, especialmente incorporando activos poco correlacionados como el oro, infraestructura y fondos de cobertura.
Contacte con su equipo de J.P. Morgan para conocer cómo puede protegerse frente al riesgo geopolítico.
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