Estrategia de inversión
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Esta semana, los mercados bursátiles estadounidenses registran retrocesos tras la rebaja de la calificación de la deuda soberana y la aprobación por estrecho margen en la Cámara de Representantes del proyecto de ley fiscal del presidente Donald Trump. Más detalles a continuación.
Movimientos semanales:
A continuación, analizamos cómo los inversionistas pueden reforzar la resiliencia de sus carteras ante la perspectiva de mayores déficits fiscales.
El proyecto de ley fiscal del presidente Donald Trump fue aprobado en la Cámara de Representantes por un estrecho margen, con una votación de 215 a 214, y avanza como un paquete multimillonario destinado a evitar un alza de impuestos a finales de año, aunque incrementa significativamente la deuda estadounidense.
Durante el último mes, la naturaleza cambiante del proyecto de ley de conciliación ha desviado la atención de la política arancelaria. Hasta ahora, cerca de 95% de las empresas del S&P 500 ha reportado sus resultados del primer trimestre y más de 85% mencionó a los “aranceles” durante sus presentaciones. Sin embargo, un análisis de investigación empírica reveló que solo alrededor de 11% indicó un impacto arancelario explícito, lo que sugiere una disminución general de 7% en los márgenes de beneficio bruto.
Sin embargo, ahora el crecimiento de las utilidades para el año se sitúa en 12,4%, cifra que se alinea relativamente con el 12,6% de antes del inicio de la temporada de resultados.
Con el retraso hasta el 9 de julio para la entrada en vigor de los aranceles recíprocos y una mayor claridad por parte de las empresas sobre el impacto de estos, la atención de los inversionistas ahora se centra en los déficits y la carga fiscal.
El proyecto de ley fiscal enfrenta oposición en el Senado, donde los republicanos están divididos respecto a los recortes definitivos de impuestos y reducción del gasto. La propuesta busca consolidar muchas de las rebajas establecidas en la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos (TCJA, por sus siglas en inglés) de 2017, cuyo costo se estima en 3.8 billones de dólares durante 10 años, aunque los ajustes netos en el gasto lo disminuirían a 3.2 billones de dólares en el mismo periodo.1
Esto equivale a 320 mil millones de dólares anuales, lo que requiere 26.6 mil millones de dólares mensuales en ingresos por aranceles para mantener el déficit constante.
El aumento de los déficits no es un fenómeno nuevo en Estados Unidos. La semana pasada, Moody’s se convirtió en la última agencia nacional reconocida de calificación estadística en rebajar la calificación crediticia soberana de Estados Unidos (tras S&P en 2011 y Fitch en 2023), citando los crecientes déficits fiscales como motivo.
Los mercados de bonos han registrado ventas masivas, no solo por la rebaja de la calificación, sino también debido a la perspectiva de déficits crecientes, mientras los inversionistas globales diversifican sus carteras alejándose del dólar. A diferencia de antes, las proyecciones económicas en Estados Unidos están a la baja. A principios de este año, Wall Street esperaba una desregulación y excepcionalismo estadounidense sostenido, lo que respaldaba tasas más altas a 10 años. Ahora, éstas aumentan por temores vinculados al déficit, no por expectativas de crecimiento.
Actualmente, el déficit como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) es menor que el crecimiento nominal de éste, lo que indica un aumento en el volumen de la deuda. Sin embargo, si la tasa de endeudamiento del gobierno estadounidense supera el aumento del PIB, la deuda subirá rápidamente. Por ahora, esta tasa está por debajo del ritmo de avance económico, lo que brinda cierta tranquilidad a pesar de la tendencia hacia una mayor relación deuda/PIB.
Para proteger las carteras frente al aumento de los déficits, recomendamos reforzar la resiliencia, entendida como un incremento en los ingresos y retornos no correlacionados tanto de los bonos como de las acciones. A continuación, presentamos tres formas de lograrlo:
1. Diversificación del dólar: Los mercados están diferenciando a los países según su dependencia del financiamiento externo para cubrir déficits comerciales y presupuestarios. Estados Unidos es percibido de forma menos favorable, lo que podría mantener a su moneda bajo presión mientras los inversionistas globales ajustan sus carteras. Esto se evidencia en una mayor necesidad de financiamiento por parte del gobierno estadounidense en comparación con sus pares del G-10, así como en un déficit por cuenta corriente que implica recurrir a recursos externos.
Desde 2010, la renta variable estadounidense ha superado al resto del mundo por más del doble, lo que ha resultado en carteras con una fuerte concentración en activos de Estados Unidos. Ya sea por falta de reequilibrio o para aprovechar el crecimiento del sector tecnológico, fue una decisión acertada. Sin embargo, observamos un cambio de tendencia y recomendamos incorporar diversificación internacional para reducir la sobreexposición. El dólar se considera estructuralmente sobrevaluado debido a los históricos flujos de inversión extranjera, la disminución de las ventajas económicas de Estados Unidos y el aumento de los riesgos políticos.
Para mitigar los riesgos asociados a un dólar potencialmente sobrevaluado, conviene ampliar las inversiones hacia mercados internacionales no denominados en esta moneda, como Europa y Japón. Por definición, la diversificación implica evitar la concentración, lo que significa que probablemente no se obtendrá el mayor retorno en un año determinado (al no contar con el 100% del activo de mejor desempeño), pero permite una trayectoria más estable para las carteras. Si tomamos el MSCI Mundo como referencia, consideramos que alrededor de 30% de la asignación en renta variable debería estar fuera de Estados Unidos, con dos tercios de esa exposición invertidos en Europa. Esto puede ayudar a reducir el riesgo cambiario y a expandir las fuentes de retorno.
2. Oro: En lo que va de año, ha subido aproximadamente 25%, impulsado por un aumento en las compras de los bancos centrales y mayor incertidumbre.
Como mencionamos en nuestras perspectivas de mitad de año, muchos bancos centrales (como los de Arabia Saudita, Taiwán, Japón, China, Singapur, Brasil y Corea) mantienen menos de 7% de sus reservas de divisas en oro, mientras que la proporción de Alemania y Estados Unidos supera el 75%. Esto indica que existe margen para que otros bancos centrales amplíen sus tenencias.
De hecho, justamente esta semana, se supo que el mes pasado China importó la mayor cantidad de oro en casi un año (a pesar de los precios récord), luego de que la creciente demanda llevara al banco central a flexibilizar las restricciones para la entrada de lingotes. Las importaciones totales alcanzaron las 127.5 toneladas métricas, un incremento de 73% respecto al mes anterior.
Consideramos que el oro seguirá desempeñando un papel diversificador frente al riesgo geopolítico y aumento de los déficits.
3. Infraestructura: Este tipo de inversión representa una oportunidad atractiva, ya que los contratos a largo plazo suelen incluir protección contra la inflación, lo que aporta resiliencia a las carteras. Además, más de 40% del retorno histórico de estos activos proviene de los ingresos generados. Esto puede resultar especialmente interesante para algunos inversionistas, especialmente en un contexto de alta volatilidad en el mercado de bonos. Desde el segundo trimestre de 2008, este sector ha registrado un retorno total anual en el rango bajo de dos dígitos.
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Todos los datos económicos y de mercado son a mayo de 2025 y proceden de Bloomberg Finance L.P. y FactSet, a menos de que se indique lo contrario.
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