Estrategia de inversión
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Esta semana, las acciones estadounidenses subieron impulsadas por noticias políticas positivas, como la primera conversación telefónica entre el presidente Donald Trump y el presidente chino Xi Jinping desde el cambio de gobierno en Estados Unidos.
Esta semana se registraron varios acontecimientos macroeconómicos y las preocupaciones globales se vieron resaltadas por las bajas previsiones de crecimiento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, atribuidas a las agresivas políticas comerciales. Aunque un aumento inesperado de las vacantes de empleo en Estados Unidos impulsó la confianza del mercado, el Índice de Nóminas Privadas del Instituto de Gestión de Suministros y el informe de servicios de mayo de ADP no cumplieron con las expectativas, lo que apunta a una posible contracción económica. Además, el presidente Trump planea aumentar los aranceles al acero y aluminio, mientras muestra optimismo sobre un acuerdo comercial entre Estados Unidos e India.
Las presiones inflacionarias persisten y el Libro Beige de la Reserva Federal ha mostrado una ralentización en la contratación y preocupación por los precios relacionados con los aranceles, lo que ha llevado a los mercados a intensificar sus demandas de recortes de las tasas de interés.
En general, los movimientos han sido positivos. El S&P 500 (+0,5%), el NASDAQ 100 (+1%) y la renta variable europea (+0,8%) se encaminan hacia su segunda semana consecutiva de ganancias.
En renta fija, la curva de los bonos del Tesoro se ha aplanado. En el extremo corto, los rendimientos a dos años aumentaron dos puntos básicos, mientras que los de los bonos a 30 años disminuyeron seis puntos básicos.
Las noticias de esta semana nos presentan tres aspectos clave que debemos seguir de cerca desde Washington. A continuación, los analizamos en detalle.
1. El déficit fiscal de EE.UU.
La Oficina de Presupuestos del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés) analizó los efectos presupuestarios y económicos del proyecto de ley “One Big Beautiful Bill” (Una gran y hermosa ley), aprobado por la Cámara de Representantes.
En resumen: Según la CBO, el costo del proyecto de ley ascendería a 2.4 billones de dólares en los próximos 10 años. Aunque se trata de una cifra considerable, es inferior a su estimación preliminar previa de 3.8 billones. Por su parte, otro análisis de la CBO concluyó que los aranceles reducirían el déficit en 2.8 billones. En términos netos, se proyecta que ambas políticas disminuirán el déficit primario en aproximadamente 400 mil millones de dólares durante la próxima década.
Importante: Este análisis se enfoca en el déficit primario y no contempla los costos por intereses. Por lo que, incluso con la compensación que aportarían los aranceles, es muy probable que el déficit total continúe aumentando una vez descontados los intereses.
Es importante tener en cuenta que este análisis sigue siendo provisional, ya que, si bien las órdenes ejecutivas que aplican los aranceles (que representan gran parte de la compensación estimada de 2.8 billones de dólares) continúan vigentes, están en espera de revisión por parte del Tribunal Federal de Apelaciones. Asimismo, el proyecto de ley aún debe ser aprobado por el Senado y podría sufrir modificaciones que alteren estas proyecciones.
Con estos pretextos en mente, en general se trata de una mejora en la proyección del déficit de la CBO en comparación con la previa. Sin embargo, no consideramos que alterará la trayectoria de la posición fiscal de Estados Unidos. Anticipamos que el déficit presupuestario continuará creciendo, especialmente al considerar los costos por intereses, lo que significa que la prima por plazo y la volatilidad probablemente se mantendrán, en particular en el extremo largo de la curva.
En renta fija, preferimos el tramo medio de la curva, ya que muestra una mayor correlación con las decisiones de la Reserva Federal en comparación con el extremo más largo. Para los inversionistas estadounidenses sujetos a impuestos, seguimos prefiriendo los bonos municipales, ya que el diferencial (o compensación sobre las expectativas de inflación) de los a 10 años se encuentra en uno de sus niveles más altos en los últimos 15 años. Además, los ingresos generados gozan de ventajas fiscales.
2. Sección 899
Hasta finales de la semana pasada, la mayoría probablemente desconocía la Sección 899, oculta entre los detalles del proyecto de ley. Ahora, sin embargo, está acaparando titulares y generando inquietudes, especialmente fuera de Estados Unidos. ¿La razón? De ser aprobada, podría desalentar la inversión extranjera, reducir la demanda de activos estadounidenses y ejercer presión sobre el dólar.
A continuación, presentamos lo que necesita saber sobre esta disposición, según nuestra interpretación de los pocos detalles disponibles. Recuerde: se trata de una propuesta, sujeta a cambios, aclaraciones o incluso a ser descartada antes de convertirse en ley.
Qué es: Es una forma abreviada de una medida fiscal estadounidense de represalia dirigida a empresas e inversionistas de países que, a juicio de Estados Unidos, aplican impuestos injustos.
A quién va dirigida: Los individuos, empresas y gobiernos vinculados a “naciones extranjeras discriminatorias” serían “personas sujetas a esta medida”. Los principales objetivos parecen ser aquellos países que gravan a empresas estadounidenses, especialmente con impuestos a los servicios digitales o normas sobre beneficios insuficientemente gravados, como Francia, Alemania y Reino Unido. Los países incluidos en la “lista negra” quedarían sujetos a la Sección 899 y serían reportados trimestralmente.
Qué incluye: Lo más relevante para inversionistas y mercados probablemente sea la retención de impuestos sobre ingresos pasivos de origen estadounidense, como dividendos, intereses y regalías recibidos por inversionistas extranjeros.
Según la última información disponible, se espera que los intereses generados por los depósitos y los bonos gubernamentales y corporativos de Estados Unidos sigan exentos, gracias a la exención que permite a inversionistas extranjeros recibir intereses de ciertos instrumentos estadounidenses de deuda sin retención fiscal. Las ganancias de capital no relacionadas con bienes raíces también deberían continuar considerándose no tributables. Por otro lado, los dividendos y rentas preferentes son los rubros con mayor probabilidad de estar sujetos al impuesto.
Las tasas impositivas para las partes afectadas aumentarían gradualmente según la clasificación del país como discriminatorio o no, comenzando con un incremento de 5% y sumando otro 5% por cada año que mantenga una política fiscal injusta, hasta un máximo de 20% sobre la tasa impositiva legal aplicable al tipo de ingresos correspondiente.
Sin embargo, persiste mucha incertidumbre y seguimos de cerca la postura del Senado al respecto. El enfoque fiscal gradual y selectivo de la administración estadounidense parece buscar reducir los gravámenes a las corporaciones nacionales en el extranjero, reflejando otra manifestación de la política de 'Estados Unidos primero'. Cabe señalar que esta posición es menos evidente en el Senado, lo que indica posibles modificaciones a medida que avanza el proyecto de ley.
Un impuesto de este tipo podría llevar a inversionistas extranjeros a exigir una “prima” por los activos estadounidenses, debido a la mayor incertidumbre y riesgo percibidos. Esto genera preocupación dada la excesiva exposición existente a dichos activos y puede provocar la repatriación de fondos, lo que intensificaría la presión a la baja sobre el dólar. Para mitigar estos riesgos, recomendamos diversificar inversiones en mercados internacionales no denominados en dólares, como acciones europeas y japonesas. Tomando como referencia el índice MSCI Mundo, sugerimos asignar alrededor de 30% a la renta variable, con dos tercios de esta asignación a Europa.
3. Desregulación
Tras la crisis financiera de 2008, la regulación se incrementó —y con razón— para fortalecer los balances bancarios y prevenir un nuevo colapso. Con el tiempo, estas normas se volvieron cada vez más estrictas. Después de la crisis financiera de marzo de 2023 y la propuesta de las reglas finales de Basilea III (el paquete definitivo de reformas destinadas a reforzar la resiliencia del sistema bancario global), las instituciones estadounidenses aumentaron su capital en un contexto de incertidumbre regulatoria. La opinión pública, especialmente tras las elecciones de 2024, se ha inclinado hacia la percepción de una regulación excesiva y necesidad de una mayor desregulación.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha sido un firme defensor de la desregulación, resaltando su papel clave para impulsar el crédito no gubernamental y el crecimiento del sector privado. Este cambio abre oportunidades de inversión en acciones y preferentes financieras estadounidenses, considerando los posibles ajustes en los balances y rentabilidad bancaria.
Hemos identificado cuatro áreas donde se observaría el efecto de la desregulación en el sector bancario:
Recompras:
Crecimiento de los préstamos:
Reforma de la Relación de Apalancamiento Suplementario (SLR por sus siglas en inglés):
Rentabilidad:
En general, la desregulación bancaria presenta oportunidades para mejorar la rentabilidad de los accionistas, impulsar el crecimiento de los préstamos y dinamizar la actividad de fusiones y adquisiciones, con mayores beneficios gracias al aumento de la actividad en los mercados de capitales y la reducción de los gastos regulatorios. Tanto las preferentes como las acciones se beneficiarán de estos cambios.
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