Economía y mercados
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En su primer día como el 47º presidente de los Estados Unidos, Donald Trump firmó una serie de órdenes ejecutivas que, sin embargo, no alteraron a los mercados al no contener anuncios concretos sobre aranceles. Sin embargo, México y Canadá no salieron ilesos después del discurso inaugural del presidente Trump, donde mencionó su intención de imponer un arancel del 25% a las exportaciones de ambos países a partir del 1 de febrero. ¿Es posible? La respuesta corta es que sí. Al declarar una "emergencia nacional" en la frontera entre EE. UU. y México y designar a los cárteles de la droga mexicanos como grupos terroristas extranjeros, los aranceles sobre las exportaciones mexicanas podrían estar justificadas. La base para los aranceles sobre las exportaciones canadienses es menos clara. Aunque asegurar las fronteras del país parece ser la prioridad del presidente Trump, dados los altos déficits de EE. UU., los aranceles podrían ser una fuente de ingresos atractiva.
Entre las órdenes ejecutivas que firmó en su primer día, el presidente Trump instruyó a la Oficina de Representacion Comercial de Estados Unidos (USTR) a comenzar una revisión interna de los beneficios de la participación de EE. UU. en el T-MEC, antes del proceso de revisión formal programado para julio de 2026. Los resultados de estos análisis deben entregarse antes del 1 de abril. Sin embargo, un día después de asumir el cargo, el presidente Trump expresó su intención de adelantar la fecha de revisión actual a algún momento de este año, sugiriendo que los aranceles del 1 de febrero podrían ser una táctica para llevar a los funcionarios canadienses y mexicanos a la mesa de negociaciones antes de lo previsto.
A finales del año pasado, los primer ministros provinciales y territoriales de Canadá instaron al gobierno federal a negociar un acuerdo comercial bilateral con EE. UU., preocupados de que China podría estar utilizando a México como una puerta trasera al mercado norteamericano. Dada la integración a través de las cadenas de suministro en los tres países, es poco probable una retirada completa del T-MEC. Sin embargo, el comercio entre Canadá y México es menos significativo en comparación con su comercio con Estados Unidos (70% y 80% de las exportaciones, respectivamente), por lo que no se puede descartar la posibilidad de que el T-MEC se convierta en un par de acuerdos bilaterales entre cada uno de los países y Estados Unidos como su principal socio comercial.
El predecesor del T-MEC, el TLCAN, fue firmado por Canadá, México y Estados Unidos en 1994. Se consideró un acuerdo innovador que aumentó significativamente el comercio y la inversión entre los tres países, y hizo posible la creación de una de las zonas de libre comercio más grandes del mundo. Después de 25 años sin cambios significativos, el acuerdo renovado en 2020 no difirió mucho de su forma original. Con sólo 10 de 34 capítulos modificados, el presidente Trump lo llamó "el mejor TLC de la historia". El acuerdo actualizado incluye disposiciones para el comercio digital y el flujo de información, mayor acceso al mercado en industrias clave (agricultura), competencia justa y protección de inversiones en el sector energético, mayores derechos laborales y estándares ambientales, mejores mecanismos de resolución de disputas y disposiciones para aumentar el contenido regional en la fabricación de automóviles. También introdujo una "Cláusula de Revisión", que establece un término de 16 años para el acuerdo a menos que se renueve, con revisiones interinas de 6 años para las dos primeras rondas (2026 y 2032). Esta cláusula reemplazó la propuesta original de EE. UU. de una "Cláusula de Caducidad", que habría terminado el acuerdo cinco años después de su entrada en vigor a menos que todas las partes acordaran mantenerlo.
La incertidumbre en torno a posibles cambios en el T-MEC continuará, y la fecha de revisión probablemente será un tema de debate. La primera fecha clave es el 1 de febrero, cuando se verá si Estados Unidos avanza con los aranceles propuestos a Canadá y México. La segunda fecha a observar es el 1 de abril, cuando la USTR entregará su informe y recomendaciones al presidente Trump, incluyendo hallazgos de las consultas públicas sobre el T-MEC y el impacto en las industrias estadounidenses.
El comercio de EE. UU. con los socios del T-MEC, México y Canadá, representa casi el 30% de las importaciones totales del país, lo que convierte la relación en un objetivo fundamental en la agenda proteccionista del presidente Trump, quien ha criticado consistentemente a los países con los que EE. UU. tiene un amplio déficit comercial. Con el argumento de que su país está en desventaja, el presidente Trump defiende que la solución está en imponer aranceles. Sin embargo, la elasticidad de sustitución para muchas de las principales importaciones de EE. UU. de México y Canadá está por debajo del promedio, lo que significa que cualquier potencial arancel probablemente derivaría en mayores precios para el consumidor final.
Aunque los déficits comerciales están en el centro de las críticas del presidente Trump a Canadá y México, hay otros problemas en cada relación bilateral que será fundamental observar en caso de que el acuerdo comercial se utilice como palanca para abordar preocupaciones no comerciales. El presidente Trump ha criticado la dependencia de Canadá del apoyo militar de EE. UU., y ha sugerido que ambos países empiecen a compartir gastos. En su administración anterior, el presidente Trump también criticó el sistema de gestión de suministro de productos lácteos de Canadá, argumentando que imponía aranceles injustamente altos a los productos lácteos de EE. UU. y creaba barreras para los agricultores estadounidenses. Los temas prioritarios en la relación entre EE. UU. y México son el comercio, la inmigración y la seguridad. En 2019, el presidente Trump amenazó con aranceles escalonados a las exportaciones mexicanas si México no conseguía controlar la inmigración de Centro y Sudamérica que atravesaba el país para llegar a la frontera de EE. UU. De manera similar, ahora es probable que el acuerdo se utilice una vez más como palanca para negociar políticas de inmigración más estrictas con México y un mayor enfoque en la seguridad fronteriza por parte de las autoridades mexicanas. Lo que es diferente esta vez es la declaración de "emergencia nacional" en la frontera entre EE. UU. y México.
Más allá de la posibilidad de aprovechar el acuerdo comercial para fines no comerciales (por ejemplo, inmigración y seguridad), creemos que el anuncio de un arancel del 25% servirá para llevar a Canadá y México a la mesa de negociaciones antes de la revisión programada del T-MEC en julio de 2026. Si bien las discusiones podrían abarcar varios sectores, creemos que los temas clave incluirán:
1) Medidas estrictas para frenar las exportaciones chinas de "puerta trasera" a América del Norte. México ya ha anunciado aranceles más altos a las importaciones textiles de China, acercándose más a la línea de política comercial de EE. UU. y Canadá. Este movimiento se complementa con el "Plan México", que busca sustituir el 15% de los hilos importados con suministros nacionales. Sin embargo, es una realidad que la inversión china en México ha aumentado en los últimos años. Si bien es difícil confirmar si estas inversiones están relacionadas con el "puenteo de exportación", hay ejemplos de varios fabricantes chinos que han trasladado la producción a México para aprovechar su infraestructura comercial y logística. Cómo se limitará o contabilizará esto en el T-MEC revisado aún está por verse, pero probablemente será un tema prioritario, particularmente relacionado con el origen o contenido nacional.
4) Energía: asegurar reglas de juego iguales para todos y aprovechar la creciente demanda de energía. En 2024, como continuación de la agenda de reformas del ex presidente López Obrador, la recién electa presidenta Sheinbaum firmó la disolución de reguladores independientes para industrias clave como telecomunicaciones y energía. Los funcionarios mexicanos aseguraron que estos cambios no socavarían los compromisos del T-MEC respecto a la necesidad de tener supervisión independiente en esos sectores. Esto es crucial para el sector energético, ya que el gobierno mexicano está devolviendo a Pemex y la CFE a Entidades Estatales buscando fortalecer la soberanía energética nacional, pero desafiando el "campo de juego nivelado" en el Capítulo 22 del T-MEC.
Por otro lado, Canadá es el mayor proveedor de petróleo para EE. UU., más que el resto de países combinados. Los combustibles minerales y productos relacionados son la principal exportación de Canadá (+25% de las exportaciones totales en 2024), con una inversión continua en proyectos de oleoductos que respaldan su posición como proveedor global de petróleo. Dada la reciente agitación política y las próximas elecciones federales, la política energética y el desarrollo de infraestructura serán temas clave en las discusiones de revisión del T-MEC y a nivel nacional, especialmente si se tiene en cuenta la agenda del presidente Trump de aumentar la perforación en tierras federales y expandir proyectos de oleoductos.
Aunque los combustibles minerales son la principal exportación de Canadá, el 80% de su generación de energía doméstica proviene de fuentes no contaminantes. Tanto Canadá como México ratificaron su compromiso con el Acuerdo Climático de París en 2016. Más recientemente, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum señaló un cambio significativo en la política energética del país, alejándose del enfoque centrado en combustibles fósiles de su predecesor y enfatizando un fuerte compromiso con la transición energética y la expansión de la infraestructura renovable. En ambos casos, esto contrasta con la orden ejecutiva del presidente Trump de retirar a EE. UU. del Acuerdo de París.
Más allá del petróleo y los combustibles fósiles, la energía desempeñará un papel importante en las conversaciones del T-MEC, dada la creciente necesidad energética estadounidense. Esperamos que la demanda de energía en EE. UU. aumente de 5 a 7 veces en los próximos 3-5 años debido a mayores inversiones en la manufactura estadounidense, el aumento de la electrificación en soluciones de energía limpia y la creciente demanda de los centros de datos. Los centros de datos en EE. UU. han estado creciendo un 25% por año y es poco probable que ese crecimiento se desacelere a medida que aumenta la adopción de nuevas tecnologías, especialmente relacionadas con inteligencia artificial. Canadá puede aprovechar su potencial para proporcionar energía hidroeléctrica barata y estable, fomentando el desarrollo de granjas de datos y posicionándose como el proveedor clave de energía en el bloque comercial.
5) Ampliar la regulación en torno a los servicios digitales y las tecnologías, específicamente la IA. Si bien el T-MEC incluye capítulos que garantizan la competencia justa, la protección y la regulación de las tecnologías digitales, no aborda específicamente la inteligencia artificial. Creemos que el lenguaje se adaptará para reconocer nuevas tecnologías y proporcionar un entorno estable para la innovación digital continua.
Aunque abundan las incertidumbres sobre el T-MEC y posibles aranceles, confiamos en que la integración de las cadenas de suministro en los tres países y los beneficios de la asociación comercial prevalecerán. Ya sea que la revisión del T-MEC ocurra en 2025 o 2026, como se planeó originalmente, o si el acuerdo trilateral se convierte en acuerdos bilaterales, las empresas y los inversores deben permanecer vigilantes y ser proactivos para identificar riesgos y oportunidades. Los posibles cambios impulsados por la administración del presidente Trump podrían tener un impacto significativo en la dinámica comercial, las cadenas de suministro y las alternativas de inversión en toda América del Norte. Para las empresas, comprender estos cambios es esencial para mitigar riesgos y capitalizar oportunidades emergentes en sectores clave como las tecnologías digitales, los minerales críticos y la energía. Para los inversores, es importante reconocer que la volatilidad continuará, resaltando la importancia de construir portafolios de inversión resilientes e historias de crecimiento con potencial de largo plazo, tal como lo describimos en nuestro informe anual Perspectivas 2025: Construir desde una posición de fortaleza
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