Economía y mercados
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Tras el reporte de empleo de la semana pasada, los mercados han repuntado. El S&P 500 subió 1,6%, impulsado por el sólido desempeño de los “Siete magníficos”, que avanzaron 3,8%. La mayor disposición a asumir riesgo se reflejó en el leve incremento de los rendimientos de los bonos del Tesoro a dos y 10 años. Mientras tanto, las expectativas de política monetaria de la Reserva Federal otorgan casi 95% de probabilidad a un recorte de 25 puntos básicos en septiembre.
Este impulso se mantuvo hasta el jueves, cuando, a medianoche, los aranceles estadounidenses sobre bienes importados alcanzaron su nivel más alto desde 1933. Al mismo tiempo, los mercados de gran capitalización se acercaron a máximos históricos. El índice subió casi 30% desde sus mínimos de abril, lo que representa uno de los repuntes más marcados en cuatro meses fuera de períodos recesivos en décadas, incluso con las tasas efectivas situadas justo por debajo del 20%.
¿Muestra el mercado un optimismo irracional?
No lo creemos. De hecho, estimamos que el S&P 500 puede generar retornos totales de un solo dígito alto durante los próximos 12 meses, incluso si los aranceles se mantienen en los niveles actuales. Existen tres razones clave para ello.
1. En primer lugar, los economistas y analistas ya han rebajado sus expectativas de crecimiento para este año. Antes del “Día de la Liberación”, se proyectaba que el Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense crecería 2,3%, mientras que ahora se prevé un aumento de apenas 1,5%. De igual forma, las estimaciones anuales de utilidades por acción del S&P 500 se han reducido en casi 10 dólares, o 3%. El consenso señalaba que los aranceles y la incertidumbre política afectarían la confianza empresarial, la contratación, la inversión y el consumo.
Hasta ahora, esas previsiones parecen cumplirse: el mercado laboral muestra una desaceleración clara, al igual que el gasto de los consumidores. Si bien la última fecha límite para la imposición de tarifas ya pasó, sería ingenuo pensar que hemos visto el capítulo final de la saga arancelaria. Sin embargo, el mercado de valores no se centra en la ralentización económica actual, sino en la solidez de las utilidades corporativas y en la esperada recuperación del crecimiento.
2. Esto nos lleva a nuestro segundo punto: Pese a la desaceleración económica, las utilidades corporativas han superado las expectativas. De cara a la última temporada de resultados, el consenso anticipaba un aumento inferior al 5%. Sin embargo, ahora que la mayoría de las empresas ha presentado sus reportes, el S&P 500 se encamina hacia una sorprendente tasa de crecimiento del 11%.
De hecho, las proyecciones de utilidades para este y el próximo año ya han comenzado a aumentar. Además, el mercado parece diferenciar entre ganadores y perdedores de la guerra comercial. En el mejor de los casos, las expectativas se estancan para las empresas de consumo y las de menor tamaño, que tienen menor influencia sobre sus socios comerciales y cadenas de suministro menos flexibles.
Revisiones de UPA del consenso para el cuarto trimestre de 2025, promedio móvil de 30 días, %
3. Finalmente, la presión arancelaria parece ser más dañina en su expectativa que en la realidad, al menos para las acciones de gran capitalización. Un ejemplo reciente es la sugerencia del presidente Donald Trump de gravar con 100% los semiconductores importados, a menos que las empresas se comprometan a reubicar la producción en Estados Unidos. Otra señal es la exención de los gravámenes más recientes sobre los bienes importados de India para los productos de Apple. De hecho, la compañía ha anunciado una inversión adicional de 100 mil millones de dólares en plantas de fabricación nacionales, y sus acciones han subido casi 9% esta semana.
Los aranceles no se aplican de forma aislada. Otro elemento clave de la política fiscal del gobierno es la llamada “Una gran y hermosa ley” (One Big Beautiful Bill), que permite una bonificación por depreciación del 100% para la compra de propiedades comerciales calificadas y la contabilización inmediata de los gastos en investigación y desarrollo nacional. Aunque este cambio no es tan drástico como las constantes amenazas arancelarias, no por ello resulta menos relevante para las empresas. Algunos analistas estiman que podría aumentar el flujo de caja libre de ciertas hiperescaladoras en más de 30%.
Nos sentimos cómodos manteniendo una amplia exposición al mercado durante los próximos 12 meses, aunque algunos sectores podrían registrar un desempeño mejor que otros. Estimamos que el sector financiero, de servicios públicos y tecnológico continuarán superando las expectativas de utilidades, impulsados por un fortalecimiento en sus proyecciones.
En particular, identificamos un mayor potencial alcista en el sector tecnológico, sustentado en la inversión constante en capital e inteligencia artificial, así como en la implementación de “Una gran y hermosa ley”. Los servicios públicos, históricamente considerados poco atractivos, se han convertido en un segmento dinámico gracias a la creciente demanda energética de los centros de datos.
Finalmente, se prevé que el sector financiero se beneficie de un entorno regulatorio más flexible, que liberaría capital para préstamos, fomentaría fusiones y adquisiciones (M&A) y generaría retornos para los accionistas mediante recompras y dividendos.
Para los inversionistas, comprender estas dinámicas subyacentes es fundamental. Aunque el mercado en general continúa avanzando con fuerza, existe una dispersión significativa y algunos segmentos enfrentan la presión derivada de una posible desaceleración económica.
Nuestra estrategia de inversión sigue centrada en la renta variable estadounidense de gran capitalización, especialmente en aquellas compañías con cadenas de suministro diversificadas y equipos directivos sólidos, ya que están mejor posicionadas para afrontar el entorno actual. De hecho, pueden continuar repuntando, incluso con las tarifas más elevadas en un siglo.
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