Estrategia de inversión
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En lo que va de año, el dólar se ha depreciado alrededor de un 9%, mientras que las principales monedas latinoamericanas se han apreciado, en promedio, un 6%. Entre ellas destacan el real brasileño (+11%), el peso mexicano (+9,2%), el peso chileno (+5,7%), el peso colombiano (+4,8%) y el sol peruano (+2,9%).
Esto nos lleva a una pregunta clave: ¿Se está debilitando el dólar o se están fortaleciendo las monedas latinoamericanas?
Una de las inquietudes más frecuentes este año ha sido la reciente depreciación del dólar. ¿Es una señal del fin del excepcionalismo de la divisa estadounidense? No lo creemos, ya que no ha habido un cambio estructural que ponga en riesgo su condición de moneda de reserva global.
El dólar continúa siendo la piedra angular de los mercados financieros internacionales, sin una competencia real en términos de alcance global en reservas, liquidación de operaciones o infraestructura financiera. Actualmente, participa en cerca del 90% de las transacciones cambiarias y representa el 66% de la deuda internacional, 58% de las reservas globales y 48% de las operaciones realizadas a través de SWIFT (sistema internacional que facilita las transferencias interbancarias entre países).
Dicho esto, creemos que está atravesando una fase bajista cíclica. Al evaluar las divisas, tendemos a centrarnos en dos factores clave: los diferenciales de crecimiento y los de tasas de interés. En el caso de Estados Unidos, ambos han experimentado cambios significativos en los últimos meses.
Las perspectivas de crecimiento han sido volátiles. Nuestro escenario base para Estados Unidos en los próximos meses no contempla una recesión, sino una desaceleración progresiva. Proyectamos que el Producto Interno Bruto (PIB) real se ubicará entre 0,5% y 1% hacia finales de 2025, muy por debajo del promedio histórico cercano a 2% y de nuestras proyecciones iniciales de 1,75% a 2%.
Un crecimiento más débil también abriría espacio para que la Reserva Federal comience a recortar las tasas de interés hacia finales de año, con una reducción estimada de alrededor de 100 puntos básicos entre finales de 2025 y mediados de 2026.
Nuestra interpretación: Un menor crecimiento y tasas de interés más bajas se traducen en un menor respaldo al dólar, lo que resulta en su debilidad a corto plazo.
No obstante, esto no necesariamente equivale al fortalecimiento de las monedas de otros países.
Prevemos que las divisas de los países del G7 se apreciarán frente al dólar. Aunque las perspectivas de crecimiento y tasas de interés en Estados Unidos han cambiado sustancialmente, otras fuerzas en la Unión Europea y Japón han impulsado al alza las expectativas económicas.
Además, la incertidumbre y falta de claridad en la política de Estados Unidos han despertado interés en la repatriación de activos hacia Europa y Japón, tras años de una excesiva concentración de inversiones en el mercado estadounidense.
Por otro lado, en América Latina las expectativas de crecimiento para este año también se han revisado a la baja. Nuestros economistas ahora proyectan que crecerá a un ritmo de 0,8% para el cuarto trimestre de 2025, frente al cálculo inicial de 1,5%. En general, se espera que el avance se mantenga por debajo del potencial en 2025 y 2026, con revisiones notables que incluyen la corrección del pronóstico de México, de 1,3% a -0,5%; República Dominicana, de 5% a 2,6%; y Colombia, de 2,5% a 2,3%.
Brasil muestra perspectivas positivas con una expansión del PIB de 5,8% en el primer trimestre, favorecida por la agricultura y la minería, pero podría enfrentar una desaceleración posterior debido al ajuste monetario y desafíos fiscales. Mientras tanto, la región andina (Chile, Perú y Colombia) experimentó un sólido crecimiento en el primer trimestre, impulsado por términos comerciales favorables y políticas monetarias menos restrictivas. Sin embargo, se prevé una ralentización en la segunda mitad del año, con la caída en la inversión y las exportaciones netas en Colombia a pesar de la mejora en las relaciones entre Estados Unidos y China.
Con avances significativos en la inflación, se espera que los bancos centrales latinoamericanos (excluyendo el de Brasil) continúen recortando las tasas de interés y se acerquen al nivel neutral entre 2025 y 2026. ¡Adiós al respaldo cambiario proveniente del carry trade! Además, la política fiscal sigue siendo un punto débil para la región.
Mientras Estados Unidos enfrenta una tendencia bajista cíclica impulsada por un crecimiento débil y recortes de tasas previstos, los países latinoamericanos afrontan sus propios desafíos, como la revisión a la baja de las expectativas de crecimiento y restricciones fiscales. A pesar de estos obstáculos, seguimos confiando en que la región podrá beneficiarse a largo plazo de la realineación del comercio global.
A medida que avancemos, el impacto de los aranceles, políticas fiscales y acontecimientos políticos seguirá moldeando la trayectoria de las divisas. Los inversionistas que operen en este entorno deben evitar confundir la debilidad del dólar con la fortaleza de la moneda local y, en cambio, aprovechar la coyuntura para evaluar la necesidad, si la hubiera, de diversificar su exposición interna y así evitar una volatilidad innecesaria en sus carteras.
No obstante, cabe destacar que, al continuar con un dólar cíclicamente más débil, las monedas latinoamericanas podrían experimentar una mayor estabilidad a lo largo del ciclo y niveles mínimos más elevados.
Todos los datos de mercado y económicos son al 10 de junio de 2025 y fueron obtenidos de Bloomberg Finance L.P.
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