Estrategia de inversión
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Esta semana, el S&P 500 cayó 4,3% y registró su primera corrección de 10% en dos años. Mientras tanto, los inversionistas reevalúan las perspectivas del mercado en medio de anuncios de aranceles.
El presidente Donald Trump ha amenazado con aplicar un arancel de 200% a las bebidas alcohólicas europeas. También dijo que no derogará las tarifas sobre el acero y el aluminio que entraron en vigor esta semana, ni los gravámenes recíprocos a los socios comerciales globales que comenzarán el 2 de abril. En respuesta, Canadá anunció que aplicará un arancel de represalia de 25% sobre aproximadamente 30 mil millones de dólares canadienses en productos provenientes de Estados Unidos, incluidos el acero y el aluminio. Por su parte, la Unión Europea también planea imponer aranceles sobre 28.300 millones de dólares en bienes estadounidenses, apuntando a productos políticamente sensibles en estados gobernados por republicanos, como la soja, la carne de vaca y el pollo.
En medio de la volatilidad, la renta fija ha demostrado ser una carga para las carteras, con una caída en los rendimientos a lo largo de la curva esta semana. El bono a dos años bajó cuatro puntos básicos, hasta 3,96%, y el a 10 años retrocedió tres puntos básicos, hasta 4,27%.
Los inversionistas están evaluando si la reciente actividad del mercado refleja un ajuste en las valuaciones o un problema económico más profundo. A continuación, compartimos nuestras reflexiones sobre por qué creemos que se trata de lo primero.
Los mercados estaban valorados con poco margen de error. A principios de año, el S&P 500 cotizaba alrededor de 22,5 veces de sus ganancias, el múltiplo más alto de los últimos 20 años (sin considerar el período de COVID). Ahora, el índice ha caído aproximadamente 10% desde sus máximos de febrero.
Creemos que este retroceso se debe a una mayor incertidumbre, el aumento de los riesgos arancelarios y un nuevo escepticismo sobre el dominio tecnológico de Estados Unidos. La corrección ha llevado los múltiplos del índice a su promedio de cinco años (de 20 veces), ya que los inversionistas ahora descuentan más riesgos.
Es importante recordar que retrocesos como estos son una característica del funcionamiento saludable del mercado, no una anomalía. En los últimos 15 años, hemos experimentado cuatro episodios de temor al crecimiento y ninguno terminó en recesión. Nuestro escenario base es que la desaceleración actual seguirá el mismo patrón.
Nadie sabe cuándo ni dónde se tocará fondo, pero, históricamente, en los seis meses posteriores a episodios de temor al crecimiento, el S&P 500 ha repuntado, en promedio, 24% desde su nivel más bajo. Creemos que es prudente que los inversionistas ingresen gradualmente para evitar perderse este potencial repunte posterior.
Otra señal de que podría ser el momento de comprar: Cuando el sentimiento alcista (según la encuesta alcista/bajista de la Asociación Estadounidense de Inversionistas Individuales) cae por debajo de 20% (actualmente se encuentra en 19%), el S&P 500 ha subido el 90% de las veces en los siguientes 12 meses, con un retorno promedio de 17%.
Para confiar en el mercado de renta variable, primero hay que sentirse cómodo con la dirección de la economía.
Recientemente, los indicadores de "datos blandos" (que reflejan percepciones, opiniones y expectativas sobre las condiciones económicas) han sido decepcionantes. Sin embargo, los de "datos duros"(que muestran la actividad económica real, como el empleo y las ventas minoristas) se mantienen sólidos. Esta resiliencia sugiere que la economía parte desde una posición de fortaleza.
¿Provocarán los aranceles un repunte de la inflación? Nuestra opinión es que es posible, pero la presión sobre los precios se concentraría en los bienes, a diferencia de lo que sucedió después de COVID, cuando fue impulsada por un mercado laboral ajustado y el aumento de los salarios. El riesgo es que las expectativas de inflación suban, pero consideramos que el incremento en los costos de los bienes derivado de los aranceles no impediría que la Reserva Federal flexibilice su política si los datos duros y el mercado laboral se debilite.
Entonces, ¿cuál es el escenario a la baja? Además de los datos duros, esto es lo que estamos observando para detectar señales de si esta situación pudiese ser más que una simple corrección:
Ciertamente, los riesgos para nuestro escenario base han aumentado desde el comienzo del año, pero la elevada incertidumbre en un contexto de transición política es algo que ya mencionamos en nuestras “Perspectivas 2025: Construir desde una posición de fortaleza”. Por esta razón, recomendamos que los inversionistas consideren agregar resiliencia (definida como ingresos, diversificación y protección contra la inflación) a sus carteras. La diversificación ha funcionado bien este año. A pesar de la caída de las acciones estadounidenses, una cartera 60/40 ha disminuido menos de 2%, mientras que las acciones europeas han subido casi 10%.
Para obtener resiliencia fuera de las acciones, se pueden considerar inversiones en infraestructura, que ofrecen flujos de efectivo e ingresos estables, baja o negativa correlación con las acciones y protección contra la inflación. El oro (que ha tenido un buen desempeño este año debido al aumento de las compras de los bancos centrales y la creciente incertidumbre) y los fondos de cobertura (que pueden prosperar durante períodos de volatilidad) también pueden ser aliados de las carteras.
Todos los datos económicos y de mercado son a marzo de 2025 y proceden de Bloomberg Finance L.P. y FactSet, a menos de que se indique lo contrario.
Creemos que la información contenida en este material es confiable pero no garantizamos su precisión o integridad. Las opiniones, estimaciones y estrategias de inversión y puntos de vista expresados en este documento constituyen nuestro juicio basado en las condiciones actuales del mercado y están sujetos a cambios sin previo aviso.
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