Para crear y mantener una estrategia patrimonial que sirva a sus objetivos a largo plazo, es necesario comprender que nos dicen las ciencias del comportamiento sobre cómo y por qué uno toma ciertas decisiones.
Amanda Lott, Executive Director, Head of Goals-Based Planning
Jeff Kreisler, Head of Behavioral Science, J.P. Morgan Private Bank
El dinero no puede comprar la felicidad, pero si puede financiar nuestros sueños si se utiliza estratégicamente. Si comprendemos el poder de la planificación y cómo tomamos muchas de nuestras decisiones, podremos perseguir objetivos financieros que nos ayudarán a cumplir muchos de nuestros objetivos personales.
Este principio ocupa una posición central en la planificación a objetivos: crear una estrategia patrimonial que utilice los recursos financieros para lograr aquello que consideramos verdaderamente importante en la vida. Elaborar un plan, asumirlo como propio y cumplirlo. No es un enfoque complicado, pero no siempre es fácil de seguir. A continuación, explicaremos cómo y por qué su equipo de J.P. Morgan utiliza este enfoque para crear -y mantener- la estrategia patrimonial más adecuada para usted.
El campo de la investigación conocido como ciencias del comportamiento o behavioral sciences constituye la base intelectual de nuestra planificación. Las ciencias del comportamiento revelan las fuerzas ocultas que están detrás de cómo tomamos decisiones, a menudo de forma irracional. En el ámbito financiero esta disciplina explora, entre otras cosas, la psicología del dinero.
Una buena noticia es que las mismas fuerzas que nos llevan a tomar malas decisiones pueden aprovecharse para lograr los resultados que realmente queremos. No podemos cambiar la naturaleza humana, pero sí podemos crear marcos para utilizarla en nuestro beneficio. La planificación alineada a objetivos es uno de ellos.
Desde un punto de vista general, el propio acto de identificar objetivos financieros nos obliga a considerar nuestros objetivos personales. La investigación muestra que los temas que salen a la luz a raíz de este ejercicio -nuestros valores, nuestro propósito y nuestra identidad- son lo que realmente nos motivan y lo que en última instancia nos proporciona una mayor satisfacción. A nivel práctico, la ciencia nos ayuda a elaborar un plan, asumirlo como propio y después cumplirlo.
Lo que hacemos juntos
El primer paso de este ejercicio es identificar explícitamente el propósito principal de su patrimonio. En otras palabras, ¿qué camino quiere que siga su patrimonio en el futuro? Le invitamos a considerar las siguientes opciones:
A continuación, definimos los objetivos personales que apoyan a las intenciones que hemos elegido. Cada objetivo tiene cuatro elementos fundamentales: un monto, una etiqueta, un horizonte temporal y un nivel de prioridad. Por ejemplo, ¿qué tiene más alta prioridad para usted? ¿Poder gastar 1 millón de dólares al año tras la jubilación, o tal vez comprar una casa de veraneo de 3 millones de dólares el año que viene?
Luego distribuimos estos distintos objetivos en grupos, tales como liquidez, estilo de vida, donaciones y crecimiento a perpetuidad. De este modo, podemos alinear los distintos grupos de capital con las estrategias y soluciones que sirvan al propósito de cada uno de ellos.
Cuando identificamos las intenciones que queremos que cumpla nuestro patrimonio y definimos nuestros objetivos, estamos elaborando y gestionando un plan que nos servirá a largo plazo. Al dividir nuestro patrimonio en varias partes, nuestros objetivos a largo plazo adoptan una forma concreta y tangible, lo que nos permitirá conectar con el futuro y ceñirnos a nuestro plan cuidadosamente diseñado.
¿Por qué es importante considerar estos aspectos? La respuesta corta es porque lo sugiere la ciencia del comportamiento.
La contabilidad mental
Al elaborar un plan, aceptamos el sesgo natural de comportamiento que se conoce como “contabilidad mental”. Éste es el proceso por el cual valoramos el dinero de distinta forma dependiendo de su origen o su uso: por ejemplo, 10.000 dólares ganados en el casino nos parecen muy distintos a 10.000 dólares de una subida de sueldo; 10.000 dólares destinados a regalos nos parecen muy diferentes a 10.000 dólares para el mantenimiento de nuestra vivienda. No es de extrañar que gastemos las ganancias del casino con más despreocupación que nuestro salario, o que compremos regalos con más alegría que cuando pagamos las facturas.
En otras palabras, categorizamos nuestro dinero y creamos “cuentas mentales”. Esto puede no ser del todo racional, pero resulta bastante útil. Evita que nos agobiemos y, si se hace con intencionalidad, nos permite perseguir múltiples objetivos financieros con eficiencia y determinación. Por ejemplo, si separamos la entrada para pagar la casa de veraneo del dinero que tenemos asignado para nuestra jubilación, que a su vez está separado del fondo para la educación de nuestros nietos, podremos centrarnos en tomar decisiones dentro de cada cuenta a medida que surjan, en lugar de preocuparnos por la totalidad de nuestro patrimonio.
El paso de organizar nuestros objetivos dividiéndolos en distintos grupos aprovecha el poder de la contabilidad mental, asignando distintos objetivos a las distintas partes y, en última instancia, a distintas estrategias que nos ayudarán a alcanzar estos objetivos. Esto proporciona una hoja de ruta clara para tomar decisiones sobre planificación, inversión, financiación y banca, en función del propósito subyacente de cada cubo.
El valor de lo que usted crea
La tienda sueca de mobiliario IKEA construyó un imperio multinacional al comprender que, cuando las personas construyen algo por sí mismas, como una estantería o un escritorio, lo valorarán más que un artículo similar que se vende ensamblado. Esta idea, sencilla pero poderosa, ha pasado a conocerse como el efecto IKEA, y es un corolario del efecto dotación (endowment effect en inglés), por el cual damos más valor a las cosas que ya poseemos.
Esto significa que, si participamos en el diseño de nuestros planes financieros, nos sentiremos más dueños de ellos, y los valoraremos más que un plan estándar. El mismo proceso de elaborar un plan lo hace más valioso.
Queremos que usted asuma como propio y haga suyo su plan financiero. Por ello, la mejor forma de diseñar el marco alineado con sus objetivos es hacerlo en colaboración con su equipo de J.P. Morgan. La estrategia patrimonial que diseñemos debería reflejar su propia visión, sus ideales, su familia y su futuro.
Definir el futuro
¿Qué pasa cuando queremos desviarnos de nuestros planes? Todos hemos empezado alguna vez una dieta, una rutina de ejercicio o una estrategia financiera, para después abandonarla cuando se nos presenta una nueva tentación, como un postre delicioso o la última tendencia de inversión.
Las ciencias del comportamiento nos dicen que esto sucede porque carecemos de vinculación con las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. En realidad, pensamos en nuestro “yo del futuro” como una persona totalmente distinta. Ya sea en nuestra cuenta de resultados o en nuestra salud, las consecuencias de las decisiones que tomamos hoy las sentirá “otra persona” mañana. En definitiva, no cumplimos nuestros planes porque benefician a un futuro que no acabamos de imaginar.
Si hacemos que nuestros objetivos sean tan concretos y detallados como sea posible, separándolos en distintas partes, con plazos, importes y prioridades específicas, conseguiremos focalizar el futuro. De esta manera, podremos entablar más fácilmente conexiones emocionales con esos objetivos del mañana. Esto nos ayudará a resistir la tentación de cambiar nuestras estrategias a corto plazo sin considerar su efecto en nuestros objetivos de largo plazo, lo que a su vez hará que nos resulte más fácil mantener nuestros planes.
Asesoramiento alineado a sus objetivos
El asesoramiento de J.P. Morgan (Goals-Based Advice) alineado a objetivos nos puede ayudar a elaborar un plan, asumir el plan como propio y cumplirlo. Se trata de utilizar el análisis científico del comportamiento humano para conseguir que el dinero financie nuestros sueños.
Ahora que comprendemos mejor por qué utilizamos un marco de asesoramiento alineado con sus objetivos, en los próximos meses analizaremos más en detalle cómo lo hacemos. Hablaremos en mayor profundidad sobre cómo articular los objetivos, como organizarlos en grupos, y analizaremos las estrategias aplicables de planificación, inversión, financiación y banca. Nuestro objetivo general es ayudarle a alinear sus recursos para diseñar un plan financiero intencional que le apoye a la hora de vivir una vida gratificante y plena.
Este artículo es el primero de una serie. Si desea saber más, póngase en contacto con su equipo de J.P. Morgan.