Vea el potencial y haga un balance de las perspectivas económicas y políticas de la región para el 2023.
Nur Cristiani, Head of Latin America Investment Strategy
Franco Uccelli, Senior Emerging Markets Economist
Xavier Vegas, Head of Global Credit Strategy
Federico Cuevas, Global Investment Strategist
Publicado originalmente el 14 de diciembre de 2022 actualizado el 23 de abril de 2023
Revisión de las perspectivas de América Latina para 2023 – Actualización tras el primer trimestre del 2023
Ya pasó todo un trimestre desde nuestra primera publicación de las perspectivas económicas para América Latina en 2023. Por lo tanto, parece que llegó el momento de reevaluar nuestras previsiones macroeconómicas iniciales y ajustarlas según los factores idiosincrásicos, regionales y mundiales en constante evolución. Estos factores incluyen, entre otros, las potenciales consecuencias económicas de la reapertura de China y las consecuencias financieras de las recientes crisis bancarias a ambos lados del Atlántico, que pueden haber generado un impacto para mejor o para peor. En esta nota, hacemos esta revisión y nos centramos en cuatro indicadores dinámicos clave: crecimiento, inflación, tasas de interés y divisas. Estos indicadores son los que mejor reflejan el estado actual y las perspectivas a corto plazo de la economía de América Latina en los tiempos volátiles e inciertos que corren.
Conclusiones clave
- Las perspectivas de crecimiento a corto plazo de América Latina no cambiaron mucho; sin embargo, hay matices específicos de cada país que diferencian unas de otras.
- La inflación ya se está moderando, pero es posible que sea más resistente de lo esperado tiempo atrás.
- Si bien se sabe que habrá recortes en las tasas de interés, probablemente estas se mantengan en niveles altos por más tiempo que el previsto.
- El final de la reciente apreciación de las divisas regionales podría agotarse pronto y forzar un cambio de tendencia.
Las perspectivas de crecimiento prácticamente no variaron, pero la media regional oculta importantes variaciones entre países. Los factores positivos —como el impacto favorable de la reapertura de China— y negativos —como las recientes tensiones financieras en Estados Unidos y Europa— confluyen y se compensan en buena parte. Estos factores hacen que las perspectivas de crecimiento regional de América Latina para 2023 permanezcan prácticamente sin cambios en los últimos tres meses. Sin embargo, se llevaron a cabo algunas revisiones de importancia en el conjunto de países. Por un lado, se espera que la economía de Argentina se contraiga mucho más que lo proyectado en un principio como consecuencia de una sequía épica, una inflación de tres dígitos, la moneda que se desploma, las luchas políticas internas y la incapacidad del país de contener el déficit fiscal. Mientras que se espera que la economía de Chile se contraiga menos que lo que se temía al inicio, gracias a que el gobierno evolucionó hacia la moderación y los riesgos políticos se redujeron. En el otro extremo del espectro del crecimiento económico se encuentran Brasil, Colombia y Perú. Brasil demostró ser mucho más resiliente que lo esperado. Por su lado, se prevé que Colombia —donde la actividad a principios de año sorprendió con una tendencia alcista— crezca más que lo previsto. Sin embargo, es probable que Perú —donde la actividad se vio gravemente afectada por los disturbios sociales a principios de año— crezca un poco menos que lo estimado originalmente. Aparte de México, es probable que ningún otro país del grupo AL61alcance su potencial de crecimiento a mediano plazo este año. Es posible que solo Chile y Perú lo hagan el año próximo, pero apenas.
1 AL6 es el grupo que engloba a las seis economías más grandes de América Latina (Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú), en orden de tamaño.
A pesar de los ajustes a nivel de país, la perspectiva de crecimiento del PIB real de América Latina se mantiene estable
% cambio año a año
La inflacción en América Latina podría ser superior a lo esperado
% cambio año a año
Las tasas de las pólizas pueden permanecer altas por más tiempo
% eop
Las monedas de América Latina están a punto de depreciarse de manera desigual en 2023
USD/LC
Conclusión
Si bien es posible que las perspectivas de crecimiento de América Latina para 2023 no hayan cambiado mucho con respecto a tres meses atrás, un análisis detallado de la región revela que existen importantes diferencias en las perspectivas de crecimiento de los países más grandes de la región. Se espera que algunos de ellos se contraigan más que antes (Argentina) y otros menos (Chile). Mientras tanto, algunos países crecerán más que lo previsto (Brasil, Colombia y México) y otros menos (Perú). Lo mismo puede decirse con respecto a la inflación: a pesar de las proyecciones algo más altas que nuestras estimaciones originales, algunos países, como México, tienen las condiciones adecuadas para lograr mejores resultados de lo que suponíamos un tiempo atrás. El aumento de la inflación obligará a los bancos centrales a mantener las tasas de interés en niveles relativamente altos durante más tiempo, pero con algunos recortes probables en el medio. Las monedas latinoamericanas probablemente tendrán que ceder parte de sus ganancias recientes, aunque algunas (Colombia y Chile) lo harán más que otras (Brasil y Perú). En general, las perspectivas económicas de América Latina siguen siendo difíciles, pero no desoladoras. Hay indicios de resiliencia que deberían salvaguardar a la región de lo peor de la desaceleración mundial que parece estar tomando forma.
Perspectivas para América Latina en 2023 a 14 diciembre del 2022
Esperamos que 2023 sea un año de consolidación, en el que la recesión más anticipada de la historia estaría golpeando a Estados Unidos en el segundo semestre. Sin embargo, aunque las perspectivas de crecimiento global se deterioren, no todas las regiones caerán por igual.
Desde una perspectiva macro, el crecimiento de América Latina en 2022 sorprendió al alza, a pesar de una inflación elevada y bancos centrales en modo de ajuste durante la mayor parte del año. La región superó tanto a los mercados emergentes como a los desarrollados en prácticamente todas las clases de activos. Si bien macroeconómicamente debería deteriorarse, puede continuar siendo una geografía (relativamente) estimulante para los inversionistas, tal y como señalamos en nuestra perspectiva global para 2023.
Por un lado, se espera que el crecimiento se desacelere significativamente. Esta sería seguramente una buena noticia desde el punto de vista de la inflación, sin embargo, ésta se mantendrá por encima de las zonas de confort de la mayoría de los bancos centrales hasta bien entrado el 2024. Además, existe el riesgo de un deterioro fiscal impulsado por las presiones políticas y sociales, a medida que el crecimiento no retorna a los niveles previos a la pandemia y la desigualdad social profundiza.
A pesar de esta sombría perspectiva, América Latina destaca entre todos los mercados emergentes, ya que los principales bancos centrales de la región deberían comenzar a relajar la política monetaria, suavizando, por lo tanto, el golpe al crecimiento derivado de una desaceleración global. Los precios de las materias primas podrían compensar parte del impacto, en la medida en que la economía de China reabre sus puertas después de los cierres por COVID. Cambios estructurales, como la externalización cercana o nearshoring, también deberían respaldar la inversión extranjera directa y ayudar a mantener bajo control las cuentas corrientes.
Con base en nuestra “Perspectiva Global 2023: vea el potencial”, en este análisis nos enfocamos en los seis países más grandes de América Latina (AL6): Brasil, México, Argentina, Colombia, Chile y Perú, para hacer un balance de las perspectivas económicas y políticas de la región, así como de las oportunidades de inversión que puede ofrecer en algunas clases de activos clave el año que viene.
Nuestras recomendaciones de mayor convicción siguen siendo la renta fija tradicional y la capitalización de las dislocaciones desde el ángulo de la valuación, a través de la exposición a sectores defensivos y de pequeña y mediana capitalización estadounidenses, como el de la salud, y con las alternativas agregando beneficios de diversificación a las carteras. Estados Unidos sigue siendo nuestra geografía preferida debido a su perfil más defensivo, pero, a medida que avanza el ciclo, los mercados emergentes cobrarán relevancia y América Latina debería ser una parte clave.
Debido a unas tasas reales un tanto altas, el tipo de cambio en la región debería estar (relativamente) mejor posicionado para tener un mejor desempeño en un entorno de un dólar más débil. Por el lado del crédito, las empresas latinoamericanas están mejor preparadas para manejar una recesión global que la mayoría de los emisores de alto rendimiento de Estados Unidos. Sin embargo, seguimos favoreciendo al grado de inversión de los mercados desarrollados, dadas sus bajas valuaciones. Por último, en lo que se refiere a la renta variable, la llegada del dólar a su punto máximo podría impulsar los flujos hacia los países emergentes, a medida que se amplían los diferenciales de crecimiento. Dados los múltiplos de valuación actuales y los fundamentos macroeconómicos relativos, creemos que Brasil y México podrían capitalizar este movimiento.
Conclusiones clave
- El crecimiento económico de América Latina está a punto de desacelerarse considerablemente, arrastrando la inflación a la baja el próximo año, aunque ésta se mantendrá por encima de las metas oficiales hasta 2024.
- Es probable que las tasas de interés alcancen su punto máximo a comienzos del 2023, pero se mantendrán en dos dígitos bajos hasta finales de año.
En medio de un menor crecimiento económico, mayor gasto social, presiones políticas y costos de endeudamiento más elevados, el deterioro fiscal en 2023 es claro. - La exposición a materias primas y externalización cercana (nearshoring), así como valuaciones atractivas en todas las clases de activos, deberían continuar respaldando los activos financieros de América Latina.
Macro
Después de la profunda contracción en 2020 provocada por la pandemia y la consiguiente crisis económica, en 2021 y principios de 2022, América Latina se recuperó, respaldada por un contexto externo más favorable. Pero los vientos globales están cambiando rápidamente. En medio de una inflación persistente, endurecimiento de las condiciones financieras y aumento de los costos de financiamiento, la economía mundial se está debilitando velozmente, los precios de las materias primas se están suavizando y los flujos de capital hacia los mercados emergentes están disminuyendo. La combinación de estos factores hará que 2023 sea desafiante para la región y se espera que el crecimiento se desacelere sustancialmente y se ubique muy por debajo de su potencial.
El crecimiento se desacelerará lentamente
Si bien los acontecimientos recientes en América Latina se han visto muy afectados por dos eventos globales: la pandemia y la guerra en Ucrania, el endurecimiento de las condiciones financieras está cada vez más dando forma a las perspectivas a corto plazo. Tras una fuerte contracción del 6,6% en 2020, cuando el mundo sufrió los peores efectos de COVID, en 2021 la economía de la región se recuperó con fuerza, impulsada por la recuperación mundial y el aumento de los precios de las materias primas, creciendo un 6,6%.
América Latina crecerá por debajo de su potencial
Producto Interno Bruto real, % cambio año/año
Crecimiento del Producto Interno Bruto real de América Latina
% cambio año/año
La inflación se reducirá a la mitad, pero desde un punto alto
La rápida respuesta de los bancos centrales de América Latina, que comenzaron a subir las tasas de interés internas mucho antes que otras regiones ante el aumento de la inflación, ha ayudado a la mayoría a contener las crecientes presiones de precios y mantener relativamente bien ancladas las expectativas de inflación a largo plazo. Excepto Argentina, donde los precios al consumidor continúan aumentando rápidamente, se estima que en el resto de los países de AL6 la inflación ya alcanzó su punto máximo y retrocederá gradualmente en el futuro.
Es probable que la inflación en América Latina haya alcanzado su punto máximo, la moderación está en marcha
% cambio trimestre/trimestre
Pronósticos y metas de inflación
% cambio año/año
Es probable que las tasas de interés alcancen su punto máximo a principios de 2023, pero se mantengan relativamente altas
Poco después de que la inflación comenzara a asomarse en 2021, los bancos centrales de América Latina, antes que los de otras regiones, comenzaron a subir las tasas de interés para contener las presiones sobre los precios al consumidor. Si bien la agilidad e intensidad con que se endurecieron las condiciones monetarias ha ayudado a contenerlas, la lucha no ha terminado. Solo dos de los países de AL6, México y Perú, han logrado mantenerla en niveles altos de un solo dígito en su punto máximo, y Brasil, Colombia y Chile han evitado que supere la marca del 15%. En Argentina, la excepción en muchas áreas, es probable que suba a tres dígitos a principios de 2023.
Tasas de América Latina se mantendrán relativamente altas
Tasa de referencia, %
Pronósticos de tasa de política
%, final del período
Los déficits fiscales clave están a punto de ampliarse, porque los costos financieros se mantienen elevados
El déficit fiscal regional de América Latina se amplió significativamente a 9,1% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020, ya que los gobiernos trataron de proteger sus economías del grave impacto de la pandemia y la crisis que generó. Aunque en 2021 se registró una consolidación significativa, a medida que el crecimiento se fue recuperando con fuerza, con un déficit de 4,2% del PIB, en 2022 el progreso adicional en el cierre de la brecha fiscal fue bastante marginal y se estima que solo se redujo a 4,1% del PIB.
Déficit fiscal de América Latina se ampliará a medida que se debilite el crecimiento
% Producto Interno Bruto
A medida que el crecimiento se desacelera marcadamente e impacta a los ingresos fiscales, y los diversos gobiernos de izquierda buscan cumplir sus promesas de aumentar el gasto social, se proyecta que el déficit regional de América Latina se amplíe a 5,9% del PIB en 2023. Brasil y Colombia, que tienen buscan implementar reformas tributarias, registrarían los mayores déficits. Dados los elevados costos de financiamiento de las altas tasas de interés, no será una tarea fácil llevar la deuda pública hacia un camino descendente en el corto plazo.
Los déficits de cuenta corriente deberían reducirse ligeramente, en parte debido al “nearshoring”
Si bien los precios más bajos de las materias primas y un crecimiento global más flojo tendrán un impacto negativo en las exportaciones de América Latina, una demanda más débil de importaciones, en medio de un menor crecimiento interno, debería ayudar a la región a registrar una ligera mejora general en sus saldos externos. Se estima que su déficit de cuenta corriente aumentó de 1,6% del PIB en 2021 a 2,2% en 2022, pero la reducción considerable en los déficits de Chile y Perú debería compensar por la subida del de México, manteniendo los números sin cambios en 2,2% en 2023. No se espera que ningún país AL6 registre un superávit de cuenta corriente el próximo año, ya que el más pequeño lo registraría Argentina, con 0,6% del PIB, mientras que el más grande lo tendría Colombia, con 5% del PIB.
Saldos en cuenta corriente
% Producto Interno Bruto
Potencial aumento anual de las exportaciones de bienes por la externalización cercana (nearshoring)
Miles de millones de dólares
La marea roja política ocupa el centro del escenario
La elección de Luiz Inácio Lula da Silva como próximo presidente de Brasil en octubre de 2022 puso fin a un ajetreado ciclo electoral en América Latina, que comenzó a principios de 2021 en medio de tensiones económicas inducidas por la pandemia. Para el 1 de enero de 2023, cuando Lula preste juramento, las seis economías latinoamericanas más grandes y con mayor integración financiera (Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Perú, en ese orden), que en conjunto representan casi 80% del PIB regional, estarán lideradas por gobiernos de izquierda. Según la mayoría, este giro político, que se ha denominado como el renacimiento de la marea roja política, no ha sido el resultado de un realineamiento ideológico a favor de políticas estatistas, sino más bien del descontento de los votantes con la gestión de la política, pandemia y la consiguiente crisis económica por parte de los gobiernos de derecha en ejercicio. Dicho de otra manera, el éxito de la izquierda en las elecciones recientes ha sido más producto de un aumento del sentimiento anti-incumbencia que un claro apoyo a las políticas de ésta.
Las recientes elecciones han puesto de manifiesto que la pandemia ha ampliado, en lugar de reducir, las tensiones y divisiones políticas en América Latina, aumentando la incertidumbre y generando preocupaciones sobre la dirección de la política económica. Mientras tanto, desde el punto de vista del mercado, el mayor riesgo asociado con el giro regional hacia la izquierda es que podría provocar cambios en leyes, reglamentos o contratos que rigen las inversiones que afectarían negativamente los retornos financieros.
El único país de LA6 programado para celebrar elecciones presidenciales en 2023 es Argentina, lo cual no será hasta finales de año. Un controvertido economista libertario cuenta con una sólida actuación en encuestas recientes y, en algunos casos, incluso supera a sus principales rivales. Los próximos comicios generales importantes serán en México a mediados de 2024.
Calendario electoral 2023-24 de los seis países más grandes de América Latina
Riesgos del país en el punto de mira
Si bien un entorno externo que empeora sin duda nublará la perspectiva regional de América Latina en el corto plazo, las perspectivas y riesgos de cada país también se verán impulsados por factores idiosincrásicos. En Argentina, por ejemplo, fortalecer la estabilidad macro, contener la elevada inflación, reducir la incertidumbre política y cumplir con el programa del Fondo Monetario Internacional serán desafíos clave. Mientras tanto, en Brasil, es probable que las estrictas condiciones financieras pesen sobre un crecimiento ya frágil, en un momento en que se espera que la débil postura fiscal se relaje aún más, tan pronto como el nuevo gobierno priorice el gasto social. En Chile, se proyecta que el crecimiento se modere significativamente desde una base baja, a medida que las autoridades recalibran las políticas monetarias y fiscales. La posibilidad de descontento social sigue siendo preocupante, lo que llevará al país a contraerse más que el resto del AL6 en 2023.
Aparte de los altos niveles de riesgo político e incertidumbre política, el déficit fiscal y de cuenta corriente de Colombia sigue siendo una fuente clave de preocupación, y se prevé que el crecimiento se enfríe significativamente, a medida que las tasas de interés se mantengan altas para contener la segunda inflación más alta de la región (después de Argentina), entre los países AL6. Si bien se espera que la política fiscal de México, una fuente vital de intranquilidad para muchos países latinoamericanos, siga siendo prudente, la economía está a punto de desacelerarse junto con la de Estados Unidos, país destino de casi el 80% de sus exportaciones. Finalmente, aunque los amortiguadores fiscales y externos de Perú siguen siendo relativamente grandes en comparación con la mayoría de la región, su balance de riesgos está sesgado a la baja debido a la creciente incertidumbre política.
Crédito
Las corporaciones en América Latina están mejor preparadas para manejar la recesión global que la mayoría de los emisores de alto rendimiento de Estados Unidos, ya que tienen un menor apalancamiento, cuentan con fuertes reservas de efectivo que limitan su necesidad de acceso al mercado y están acostumbradas a recortar gastos de capital a toda prisa.
Sin embargo, al haberse comportado como si fueran emisores de monedas de reserva durante la pandemia, los bonos soberanos se encuentran ahora en una situación difícil. El riesgo fiscal permanece relativamente sin anclarse en un momento en que la inflación está llegando a su punto máximo y la política monetaria debe permanecer estricta para compensar la fiscal. En un retroceso a la década de 1980, la región está volviendo a una política fiscal poco ortodoxa que corre el riesgo de convertirse en un dominio de la monetaria, lo que exacerbaría aún más la depreciación de la divisa y dinámica inflacionaria.
Dada esta configuración, nos gustan los bonos corporativos de exportadores latinoamericanos con balances y generadores de flujo de caja orientados a beneficiarse de una moneda más débil. Vemos un entorno sostenible en el que las divisas se depreciarán mucho, proporcionando un apalancamiento operativo inherente a los exportadores, a medida que los costos fijos y variables en divisa local se diluyen y su línea superior se mantiene sobre su base de moneda fuerte.
Los productos básicos han vuelto a estar de moda, ya que años de inversión insuficiente han llevado a una oferta y demanda básicamente niveladas, y el crecimiento marginal impulsa la apreciación del precio real. Esto sirve para apoyar la tesis del “exportador”, así como la dinámica de depreciación de la moneda local.
En una valuación relativa, los bonos corporativos y soberanos de América Latina siguen siendo caros respecto a los bonos de grado de inversión de los mercados desarrollados, especialmente ante la llegada de una posible recesión. Nuestro sesgo es continuar subiendo en calidad preparándonos para el próximo año.
Valuación de diferenciales y rendimientos en mercados emergentes luce atractiva
Diferenciales corporativos han vuelto a la mediana en relación con los soberanos, que ofrecen algo de valor pero no a niveles de una recesión
Diferencia (puntos básicos): diferenciales corporativos/soberano
Rendimientos soberanos y corporativos en América Latina no ofrecen valor relativo respecto al grado de inversión del mundo desarrollado
Relación (rendimiento mercados emergentes de América Latina/rendimiento grado de inversión de Estados Unidos)
Tipo de cambio
El desempeño reciente de las monedas latinoamericanas ha sido mixto
Dado que las monedas latinoamericanas generalmente se fortalecen cuando Estados Unidos recorta las tasas y se debilitan cuando éste las sube, y la Reserva Federal ha estado en modo alza desde marzo pasado, en lo que va de año varias divisas clave, incluidas las de Argentina, Colombia y Chile, se han depreciado frente al dólar. Una notable excepción ha sido Brasil, que comenzó a subir las tasas mucho antes y de manera más agresiva que Estados Unidos, logrando ampliar los diferenciales de tasas a su favor.
Desempeño del tipo de cambio de América Latina ante el dólar
% de cambio a la fecha
Las monedas de América Latina tienden a debilitarse en 2023
A medida que la mayoría de América Latina alcance tasas máximas a principios de 2023 y cambie a un modo relajación para estimular a unas economías en proceso de enfriamiento dada la desaceleración global, y Estados Unidos mantenga las tasas de interés relativamente altas hasta bien entrado el próximo año, es probable que las monedas latinoamericanas se debiliten gradualmente a finales de 2023. De hecho, no hay una sola divisa entre las naciones más grandes de la región que se proyecte que vaya a apreciarse frente al dólar.
Monedas de América Latina están a punto de depreciarse en 2023
(dólar/LC)
Dicho esto, es probable que el grado de depreciación de las monedas de América Latina sea muy desigual, ya que las de Argentina y Colombia serán las más afectadas, mientras que se prevé que otras, como las de México, Perú, Chile y Brasil, lo hagan sólo ligeramente.
Un comentario breve sobre la reciente fortaleza del dólar
Las tendencias a largo plazo de las divisas están fuertemente influenciadas por los diferenciales de tasas de interés. Con las tasas de Estados Unidos por encima de las de otros países clave de los mercados desarrollados, el dólar ha superado a sus pares en 2022.
Índice DXY: diferenciales de tipos de interés han impulsado al dólar
Monedas latinoamericanas están mejor preparadas que las de otros mercados emergentes para resistir en un entorno global desafiante
Relación préstamo (carry)/volatilidad a un año*
Acciones
Retrospectiva 2022
A pesar de los vientos en contra globales y el ruido político, al momento de escribir este artículo, las acciones de América Latina habían superado significativamente al resto del mundo y a los mercados emergentes en 2022. De hecho, dentro de estos, la región fue la única que registró un retorno positivo. Chile y Perú se ubicaron entre los cinco con mejor desempeño ocupando los puestos 2, 3 y 5, respectivamente, mientras que Brasil se ubicó en el sexto lugar y México en el 11.
El desempeño superior de América Latina se produce a pesar de los vientos en contra de tasas más altas en Estados Unidos, un dólar fuerte, riesgos políticos idiosincrásicos y una elevada inflación persistente, entre otros factores. Atribuimos la resiliencia de la renta variable a una alta exposición a las materias primas, que siguen siendo la clase de activos con mejor rendimiento hasta la fecha, así como a valuaciones baratas y fuertes vientos favorables al crecimiento que respaldan el sólido aumento de las ganancias de las empresas. A pesar de persistentes temores de una recesión impulsada por los bancos centrales, las perspectivas para México y Brasil se han revisado constantemente al alza este año.
Factores clave del 2023 y qué se puede esperar
El calendario político del próximo año para la región será significativamente más ligero que el de 2022, con solo elecciones presidenciales en Argentina en el cuarto trimestre de 2023. Esto significa que los principales impulsores de las acciones de América Latina en el nuevo año deberían limitarse a (1) flujo de inversionistas extranjeros (es decir, apetito por el riesgo global), (2) dinámica de crecimiento idiosincrásico que fluye a través de las estimaciones de incremento de las ganancias, (3) tasas más bajas como vientos de cola por valuaciones demasiado baratas como para ignorarlas.
La dinámica dentro de la región variará ampliamente. Las valuaciones son insosteniblemente bajas, pero para Chile, Colombia y Perú, dada la baja liquidez de sus mercados, luchamos por encontrar catalizadores que reviertan el descuento. Por otro lado, la perspectiva para las acciones brasileñas actualmente parece echada a la suerte. Por un lado, se espera que el Banco Central Brasileño recorte las tasas tan pronto como a mediados de 2023, sin que la moneda se vea afectada dadas las altas tasas reales. La actividad interna ha sido bien respaldada y debería permanecer así en 2023. Sin embargo, los temores sobre la imprudencia fiscal del gobierno entrante de Lula ensombrecerán las valuaciones, manteniéndolas por debajo de su promedio histórico, especialmente para las empresas estatales. En el otro extremo, las valuaciones en México también son, en términos generales, atractivas, pero el crecimiento podría verse desafiado por una recesión en Estados Unidos (nuestro escenario base). Sin embargo, vemos un mayor espacio para la recalificación, a medida que el apetito internacional vuelve a los países emergentes, debido al debilitamiento del dólar y los diferenciales de crecimiento entre los mercados emergentes y desarrollados se reducen.