Gran parte de los indicadores económicos apuntan a un escenario de aterrizaje suave.
Indicios de aterrizaje suave por todos lados. Gracias a que la perspectiva global ha sido más positiva de lo esperado, tanto las acciones como bonos han experimentado un gran repunte en este comienzo de año y empujaron la confianza del mercado a un máximo no visto desde finales de 2021 (cuando el S&P 500 registró su punto más alto en la historia). Así, finalmente, la inflación global ha bajado, lo cual ha abierto la puerta para que los bancos centrales de las economías desarrolladas empiecen el ciclo de flexibilización. Adicionalmente, casi todos los indicadores económicos de Estados Unidos han vuelto a niveles prepandémicos: en los últimos seis meses, el Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal anualizado se ha mantenido en 1,9% en los últimos 6 meses y la mayoría de los datos del mercado laboral se han normalizado.
En América Latina, sorprendentemente, gran parte de los indicadores económicos también apuntan al mismo escenario de aterrizaje suave. Ya hace varios meses, casi todos los bancos centrales (excepto el de México) comenzaron los recortes de tasas, dado que los niveles restrictivos ya generaban el efecto deseado sobre la economía. Se podría decir, entonces, que la región tiene una ventaja comparativa. Actualmente, el crecimiento es resistente (varía por país) y la desaceleración de la inflación ha allanado el camino para una mayor flexibilización (ritmo que principalmente vendrá definido por el comportamiento de los precios en los próximos meses). Dicho esto, lo que es seguro es que las tasas bajarán.
Tasas y expectativas de los bancos centrales
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En los últimos meses de 2023, toda la región experimentó un gran impulso, particularmente México y Brasil. Si bien la actividad económica en Chile y Perú estaba afectada, ambos registraron una recuperación de último minuto. Por su parte, en Colombia, la inflación sigue siento alta y su economía se sigue debilitando. Estas diferencias son las que marcarán el ritmo del proceso de flexibilización en cada país, así como las expectativas económicas. A continuación, compartimos lo que se puede esperar en 2024 en términos de inflación, tasas de interés, tipos de cambio y crecimiento:
- Inflación: luz al final del túnel. Si bien la inflación en algunos países fue más persistente de lo esperado (principalmente en Colombia y México), parece que el nivel restrictivo de tasas está cumpliendo con su cometido. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de México sigue sorprendiendo al alza (las últimas cifras generales fueron más altas de lo esperado), razón por la cual el banco central ha frenado el inicio de los recortes. Por su parte, si bien la recuperación de la actividad económica ha generado algunos picos en Chile y Perú, todas las señales apuntan a un proceso de desinflación en el futuro.
Esperamos que el proceso de desinflación continúe
IPC, variación interanual, %
- Tasas de interés oficiales: el ciclo de flexibilización continúa a medida que la inflación se disipa. Como señalamos en el primer gráfico, las tasas en América Latina deberían caer, en promedio, 385 puntos básicos. Se espera que el Banco Central de México las reduzca en marzo y el resto de la región realice recortes paulatinos. La única incógnita es el ritmo en que se realizarán.
¿Qué implicaciones tiene todo esto para el tipo de cambio? Tasas de interés más bajas implican intrínsecamente un deterioro de las monedas locales, a medida que pierden el apoyo del carry trade. Dicho esto, dado el resistente crecimiento, esperamos que las divisas se deprecien, en promedio, 4%. En última instancia, ¡un contexto económico más sólido requiere de un ciclo de flexibilización más suave!