Estrategia de inversión
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Nuestras perspectivas de mitad de año 2024
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Una vez más, esta semana los inversionistas han decidido dejar de lado algunas de sus acciones favoritas para favorecer a las rezagadas. El S&P 500 cayó casi -2%, el NASDAQ 100 -3,5% y los "Siete magníficos" -4,5%. Asimismo, la pequeña capitalización estadounidenses subió otro +2%, biotecnología avanzó +5% y el yen finalmente ganó terreno frente al dólar.
Nvidia se encuentra en su propio mercado bajista (ha caído más de un -20% desde su máximo histórico), pero los bancos regionales finalmente han avanzado hasta niveles superiores a los que tenían antes de la pequeña crisis bancaria de marzo de 2023.
La renta fija está atravesando su propio cambio. Los rendimientos a dos años han caído -8 puntos básicos, mientras que los bonos a 10 años se han mantenido estables. Este tipo de pronunciamiento de la curva (los rendimientos a corto plazo bajan más rápido que los a largo plazo) suele ser típico en torno al inicio de los ciclos de recortes de tasas.
Por otro lado, la cifra del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre en Estados Unidos mostró que la economía creció a una tasa anualizada de +2,8% (por encima de las expectativas del mercado de 2%). El crecimiento se mantiene y la inflación ya no es una amenaza, lo cual debería permitir a la Reserva Federal relajar las tasas de política monetaria. Los mercados de futuros sugieren una probabilidad del 100% de que se anuncie un recorte en septiembre, señal fuerte que indica que ya es hora de salir del exceso de efectivo.
Ahora bien, entendemos si no ha notado lo que está sucediendo en los mercados – a fin de cuentas, la campaña electoral en EE.UU. acapara la mayor parte de la cobertura mediática. En el análisis de esta semana, examinamos en qué medida los movimientos que estamos viendo están siendo impulsados por el cambio de percepción sobre el resultado de las elecciones estadounidenses.
Desde 1950, Estados Unidos ha convocado 18 elecciones presidenciales y ha tenido 10 transiciones entre demócratas y republicanos. Durante estos 74 años, el crecimiento del PIB ha crecido en promedio a un ritmo anual del 3,2% y el S&P 500 a una tasa compuesta de 9,4% anual.
A pesar de las tendencias a largo plazo, las elecciones pueden introducir volatilidad temporal. Esta vez, la mayor parte de la atención se ha centrado en lo que significaría para los mercados una victoria de Donald Trump/James David Vance. En las elecciones de 2016, los resultados generaron movimientos notables en todas las clases de activos y actualmente la mayoría de los inversionistas perciben a Trump como el favorito para ganar la presidencia.
¿Qué es la “agenda Trump”? Es una visión de que menos regulación e inmigración, impuestos más bajos y aranceles más altos podrían beneficiar a ciertos sectores e industrias e impactar significativamente a la inflación y rendimientos de los bonos.
¿Qué sucedió en 2016? Un elemento importante de las elecciones de hace ocho años es que la victoria del entonces candidato republicado Donald Trump fue una sorpresa (lo cual ya no sería el caso). Los inversionistas rápidamente se deshicieron de los temores iniciales de que una agenda proteccionista dañaría las acciones y abrazaron la perspectiva de recortes de impuestos corporativos y un enfoque en políticas a favor del crecimiento, como la inversión en infraestructura.
La “agenda Trump” fue más prominente el mes posterior a las elecciones. Antes, el mercado estaba centrado en un lento crecimiento y bajas tasas de interés e inflación (también conocido como “estancamiento secular”). Las políticas de Trump fueron vistas como estímulos para el crecimiento nominal y los legisladores acogieron con agrado la presión al alza sobre una inflación que se encontraba por debajo del nivel objetivo.
La “agenda Trump” se caracterizó por el auge de las acciones de pequeña capitalización (que superaron a las de gran capitalización en casi 8%), sector energético (que avanzó por encima del índice más amplio en más de 10%), bono del Tesoro a 10 años (rendimientos aumentaron casi 100 puntos básicos) y curva de rendimiento a 2 y 10 años (escaló 17 puntos básicos).
Pequeña capitalización: A medida que las probabilidades de Trump mejoraban, las acciones de pequeña capitalización subían 4,6%, tal como sucedió en 2016. Sin embargo, en ese momento, las de gran capitalización rindieron 6,7%. Curiosamente, a pesar de la disminución de las probabilidades de victoria de Trump, las de pequeña capitalización han comenzado a superar a las de gran capitalización. Esto sugiere que habría otros factores interviniendo más allá de las elecciones. Las tasas de interés y valuaciones son los impulsores más probables. Como señaló nuestro presidente de Estrategia de Inversión de Asset & Wealth Management, Michael Cembalest en su último artículo, más del 40% del índice de pequeña capitalización no es rentable y depende de los mercados de capital de deuda para financiarse, por lo que la perspectiva de tasas más bajas tiene un gran impacto. La pequeña capitalización se ha beneficiado de la perspectiva de una inflación finalmente pausada y de la opinión de que la Reserva Federal comenzará los recortes en septiembre.
Energía: En 2016, el sector energético repuntó gracias al optimismo en torno a regulaciones menos onerosas y una producción energética estadounidense más independiente. Ocho años después, Estados Unidos es el principal productor de petróleo del mundo. Si bien una menor regulación podría generar una mayor producción, un exceso de oferta podría ejercer una presión a la baja sobre los precios y afectar negativamente las utilidades de las compañías energéticas. Esta vez, al tiempo que las probabilidades de Trump aumentaron, el sector cayó.
Rendimientos de los bonos: Desde que aumentaron las probabilidades de que el presidente Trump gane, los rendimientos de los bonos a lo largo de la curva han disminuido, pero ésta ha crecido. Dicho de otra manera, las tasas de interés a corto plazo están bajando más rápido que las a largo plazo. Esto sugiere que las expectativas de política monetaria son el principal impulsor, no las elecciones. Esta es quizás la mayor diferencia entre 2016 y la actualidad. Entonces, la Reserva Federal estaba desesperada por cualquier señal de la inflación que le permitiera subir las tasas por encima del casi 0%. Actualmente, más bien busca una confirmación de que ésta es lo suficientemente baja como para hacer recortes desde los máximos de 20 años en los que nos encontraos. El riesgo clave para los mercados de bonos es que una política económica proteccionista, como el aumento de aranceles y reducción de la inmigración, acabe frenando el crecimiento y empuje al alza la inflación al mismo tiempo que la extensión de los recortes de impuestos incrementa el déficit. La buena noticia en este momento es que parece que los rendimientos de los bonos están tomando como referencia el crecimiento, inflación y las perspectivas de política monetaria.
En general, se puede decir que el efecto de la “agenda Trump” es relativamente inconcluyente. En cambio, parece que los mercados están reaccionando más a la creciente probabilidad de recortes de tasas en un contexto de crecimiento económico subyacente relativamente bueno. Sin embargo, ciertos sectores e industrias pueden ser más sensibles a las percepciones cambiantes de las elecciones. Los bancos regionales, por ejemplo, han reaccionado positivamente al aumento de las probabilidades de una victoria de Trump, mientras que la energía limpia y acciones chinas se han visto afectadas negativamente. La conclusión para los inversionistas es que el contexto de crecimiento, inflación y política monetaria será el principal impulsor de los movimientos del mercado, pero el resultado de las elecciones tendrá un impacto bajo la superficie.
Los años electorales tienden a generar volatilidad hasta octubre, cuando suele haber un repunte notable del VIX. Desde 1984, 2000 (burbuja tecnológica) ha sido el único año electoral en el que el mercado estuvo más bajo 12 meses después de las elecciones. Es importante destacar que la volatilidad implícita cae relativamente rápido después de que se confirma la nueva composición del gobierno y, en promedio, las acciones están más altas 12 meses después.
La información presentada no pretende emitir juicios de valor sobre el resultado preferido de ninguna decisión gubernamental o elección política.
El Índice Standard and Poor’s 500 es un índice ponderado por capitalización de 500 acciones. Está diseñado para medir el desempeño general de la economía nacional a través de cambios en el valor de mercado agregado de 500 acciones que representan a las principales industrias.
El Índice NASDAQ 100 es una canasta con las 100 empresas estadounidenses más grandes y negociadas en la bolsa de valores NASDAQ. Incluye varias industrias, excepto la financiera (como bancos comerciales y de inversión). Los sectores no financieros incluyen el comercio minorista, biotecnología, industria, tecnología, salud y otros.
El Índice VIX es un cálculo diseñado para producir una medida de la volatilidad constante esperada a 30 días del mercado de valores de Estados Unidos, derivada de los precios de cotización media en tiempo real de las opciones de compra y venta del S&P 500®.
Todos los datos económicos y de mercado son a julio de 2024 y proceden de Bloomberg Finance L.P. y FactSet, a menos de que se indique lo contrario.
Creemos que la información contenida en este material es confiable pero no garantizamos su precisión o integridad. Las opiniones, estimaciones y estrategias de inversión y puntos de vista expresados en este documento constituyen nuestro juicio basado en las condiciones actuales del mercado y están sujetos a cambios sin previo aviso.
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