Para que las compañías globales puedan dirigirse hacia una economía con cero emisiones netas de carbono en 2050, se tendrán que acelerar considerablemente las inversiones, no sólo en activos de generación de energías renovables, sino en el conjunto de las energías limpias. Por este motivo, consideramos que la acción energética global es una oportunidad de inversión.
Matthew Landon, Global Investment Strategist
Invertir en la transición energética
La economía global está atravesando un periodo de grandes cambios. Los confinamientos de la pandemia y las tensiones geopolíticas han revelado las vulnerabilidades que pueden surgir cuando las cadenas de suministro globales están demasiado interrelacionadas, tras varias décadas de globalización. Los responsables políticos de todo el mundo están respondiendo a este desafío.
En Europa, su impacto se ha hecho sentir de forma más aguda que en otras regiones. Las vulnerabilidades de las cadenas de suministro, especialmente en relación con la energía, han disparado la inflación y asfixiado a los hogares.
Los responsables políticos han respondido con enormes paquetes de estímulos, y las compañías se están posicionando para beneficiarse de estos incentivos. En nuestra opinión, este entorno puede generar oportunidades de inversión atractivas a largo plazo.
La crisis energética en Europa
Tras un impresionante rebote después de la pandemia, la recuperación europea se ha visto lastrada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Las sanciones han disparado los precios del gas natural, presionando al alza la inflación, con efectos en la producción manufacturera en toda la región.
Un invierno cálido ayudó a Europa mantenerse relativamente intacta. No obstante, los responsables políticos no pueden confiar en que la meteorología les vuelva a salvar en el futuro, en especial ahora que probablemente aumentará la escasez de las fuentes de energía alternativas, a medida que se incremente la demanda de China. Se necesita una solución a más largo plazo para asegurar el suministro de energía, alimentos y otros recursos esenciales.
Como la mayoría de las regiones, Europa ha respondido con paquetes de estímulos. A medida que este dinero va fluyendo por la economía, estamos observando importantes cambios en la forma en la que las empresas despliegan su capital, con implicaciones para los pedidos a lo largo de las cadenas de suministro. Creemos que el aumento del gasto público en la economía real fomentará la inversión privada, y queremos aumentar nuestra exposición a las compañías que liderarán el próximo ciclo.
Los responsables europeos en política monetaria han actuado de manera decisiva
Mirando hacia atrás, vemos que la política industrial no es un fenómeno nuevo en Europa, especialmente en lo que se refiere a la transición energética. Desde que creó el régimen de comercio de derechos de emisiones de 2005 (el primer y mayor mercado de emisiones de carbono del mundo), Europa ha liderado la lucha contra el cambio climático. El llamado Pacto Verde europeo de 2019 continuó este impulso con una serie de políticas diseñadas para lograr la neutralidad de carbono en Europa en 2050.
Para apoyar este movimiento hacia un futuro más sostenible, la UE ha implementado medidas de estímulo a gran escala. La piedra angular de estos esfuerzos es el Fondo de Recuperación, un paquete de 2 billones de euros anunciado como respuesta a la crisis del COVID-19.
Más de una tercera parte de esta financiación (en forma tanto de subvenciones como de préstamos) ha sido asignada al Pacto Verde europeo. Las propuestas de financiación de los Estados miembros sugieren que los países del sur de Europa están especialmente bien posicionados para beneficiarse (gráfico 1).
Gráfico 1: Cada país ha presentado planes de financiación
Desde entonces, se ha comprometido un gasto adicional al amparo del programa REPowerEU. Mientras tanto, el plan industrial del Pacto Verde busca impulsar la competitividad de la industria europea de emisiones cero y a dirigir el cambio hacia la neutralidad climática.
Europa invierte en la transición energética
La política industrial europea va más allá de la energía.
El objetivo subyacente de todos los proyectos de la UE es impulsar la competitividad de Europa a escala global. Ante todo, esto incluye asegurar los suministros esenciales, de los cuales ninguno es más importante en el mundo actual que los semiconductores.
En Europa está la sede de algunas de las empresas de semiconductores más importantes, pero sigue dependiendo demasiado de las importaciones –su cuota del mercado global de microchips tan sólo asciende al 10%. La Ley Europea de Chips busca movilizar más de 43.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas para doblar esta cuota de mercado antes de 2030.
Se están adoptando distintas medidas para crear una economía más sostenible en el futuro, pero ya se están sufriendo algunos perjuicios. Por ejemplo, entre 1991 y 2021, Europa se ha calentado a una ritmo de 0,5 °C por década, que duplica la media global. Es necesario adaptar los edificios y construir infraestructuras para gestionar los incendios veraniegos. El aire acondicionado podría ser el próximo gran tema de inversión.
La inversión pública sólo cuenta la mitad de la historia
Es fácil que los árboles no nos dejen ver el bosque. La financiación pública sólo es el principio, y estas medidas han sido diseñadas para impulsar la enorme cantidad de financiación privada que requiere la transición verde.
Los planes de política industrial en Europa y Estados Unidos probablemente afecten a las compañías de distintas formas. Mientras que la ley de reducción de la inflación estadounidense ofrece créditos fiscales a los fabricantes para fomentar la inversión en energías renovables, el marco comunitario dificulta su implementación. Esto podría cambiar, pero, por ahora, ya estamos observando el efecto de las medidas de estímulo alternativas europeas.
Las carteras de pedidos de los proveedores esenciales están empezando a llenarse, y los analistas están aumentando las expectativas de beneficios de las compañías expuestas a esta tendencia. Algunas han aumentado de forma significativa su cápex en proyectos enfocados en la sostenibilidad, incluso ahora que se está incrementando el coste de capital.
Un tema central son los materiales y la construcción de edificios en Europa. Según la UE, los edificios son responsables del 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones de gases de efecto invernadero. La Comisión Europea ha estimado que va a necesitarse una inversión de casi 300.000 millones de euros para lograr los objetivos de mejora de la eficiencia energética en el sector. Esto tiene implicaciones para las compañías de toda la cadena de suministro, desde los materiales a la construcción.
Un análisis de sensibilidad realizado por J.P. Morgan Investment Bank sugiere que el impulso de este incremento del gasto podría implicar una subida de los beneficios de explotación de un 29% sólo en este año en una compañía de materiales de construcción representativa. Las implicaciones a largo plazo podrían ser aún más significativas.
En todos los sectores pueden encontrarse ejemplos similares. Las expectativas de mayores beneficios y de regulaciones más estrictas han hecho que las compañías de energías tradicionales inviertan en prácticas de sostenibilidad para asegurar sus flujos de efectivo futuros. En otros sectores, el entusiasmo reciente por la inteligencia artificial ha favorecido que los planes de gasto incorporen la IA en sus modelos de negocio, y la necesidad de actualizar la red eléctrica europea ha puesto el foco en los centros de datos y en las redes. Creemos que las oportunidades son significativas y de gran alcance.
¿Cuál es la mejor manera de invertir en la transición energética global?
Existen muchas formas de aumentar la exposición a estas tendencias, y creemos que ahora es el momento de considerar la posibilidad de incorporarlas a su cartera. Nuestro artículo de Perspectivas 2023 subrayó la importancia de identificar e invertir en los líderes del próximo ciclo. Seguimos apoyando esta idea de “seguir al cápex”.
Recientemente realizamos una encuesta en nuestros roadshows para inversores, en la que identificamos que más del 60% de nuestros clientes europeos creen que la nueva era de desglobalización y descarbonización presenta una gran oportunidad. Sin embargo, la mayoría siguen teniendo una exposición insuficiente a estos temas, fundamentalmente debido a la infrarrepresentación de acciones de la economía real en los índices de renta variable tradicional (Gráfico 2).
Gráfico 2: Los activos reales están infrarrepresentados en los índices de renta variable
Una de las formas más sencillas de ganar exposición a los activos reales es a través de las materias primas. Por ejemplo, es probable que la demanda de petróleo siga siendo alta, a medida que China continúa levantando las medidas de la pandemia y, al mismo tiempo, es probable que la insuficiente inversión en fuentes tradicionales de energía durante la última década límite la oferta. El uso de productos estructurados puede ayudarle a protegerse frente al riesgo bajista, permitiendo exposición al recorrido alcista.
Otras materias primas esenciales para la transición energética, del litio al cobalto, podrían ofrecer rentabilidades atractivas menos correlacionadas con las de una cartera típica.
Además, es probable que muchas compañías se beneficien de los temas comentados en este artículo. La inversión de capital en seguridad energética probablemente continúe respaldando a las acciones de energías tradicionales, que a menudo ofrecen flujos de caja libres y rentabilidades por dividendo altas. En Europa, muchas de estas compañías se están pasando a prácticas más ecológicas para asegurar el crecimiento de sus beneficios a más largo plazo.
Si desea adoptar un enfoque más directo a la hora de invertir en la transición energética, existen posibles oportunidades en toda la cadena de suministro, desde los beneficiarios directos del sector de los suministros públicos a las compañías esenciales para facilitar la transición en los sectores industrial, de materiales y tecnológico.
Estas oportunidades existen en todas las regiones. Tras una década de resultados superiores, uchos inversores siguen manteniendo sobreponderación en Estados Unidos, pero creemos que ahora podría ser un buen momento para diversificar entre regiones. Europa sigue estando en la vanguardia de la transición energética y, en nuestra opinión, podría estar preparada para obtener mejores resultados durante el curso del próximo ciclo.
Posiblemente muchos lectores sean demasiado jóvenes para recordar los primeros años del milenio, cuando las acciones europeas impulsaron las rentabilidades de las carteras. La historia nos ha enseñado que los periodos de mejores resultados de una región tienden a ir por ciclos, y creemos que el próximo podría suponer el retorno de Europa (Gráfico 3).
El trasfondo macroeconómico, caracterizado por una inflación y unos tipos de interés estructuralmente más altos, junto con un interés renovado por invertir en la economía real, podrían favorecer la composición del mercado europeo. Ya hemos visto cómo ha empezado a manifestarse en parte esta tendencia desde que el mercado tocó suelo en octubre de 2022, pero creemos que aún tiene mucho recorrido.
Figure 3: Los resultados superiores de las regiones tienden a moverse en ciclos
Las rentabilidades pasadas no constituyen ninguna garantía de resultados futuros. no es posible invertir directamente en un índice.
Un enfoque activo
No es fácil invertir en este espacio. Por ello, creemos que los inversores pueden beneficiarse de un enfoque de inversión activo, aprovechando la labor de gestores especialistas para identificar las oportunidades que podrían beneficiarse a medio plazo de la política industrial europea.
Y no solo esto; es posible que la mejor forma de aprovechar algunas oportunidades únicas sean las inversiones alternativas. En particular, los fondos de infraestructuras podrían impulsar el rendimiento y las rentabilidades de las carteras, al permitirle acceder a áreas del mercado que de otro modo no habría considerado. Por ejemplo, los gestores privados de nuestra plataforma han invertido en activos como instalaciones de gas natural licuado en Europa, almacenamiento con baterías y más.
Creemos que se ha iniciado una nueva era de inversión en la economía real. Probablemente conlleve una inflación y unos tipos de interés más altos, lo que tendrá implicaciones para todas las clases de activos.
Creemos que no acabar con la infraponderación de la economía real a largo plazo podría dañar las rentabilidades de las carteras en los próximos años. Hemos venido defendiendo oportunidades de inversión en toda la cadena de suministros y en todas las clases de activos, buscando identificar los líderes del próximo ciclo. Este tema puede explorarse directamente mediante la inversión en materias primas o a través de bonos verdes, acciones o inversiones alternativas; todas ellas pueden aportar su propio valor a las carteras.
Como siempre, si desea comentar la mejor manera de implementar estas ideas, póngase en contacto con su equipo de J.P. Morgan.
Definiciones
El índice MSCI USA es un índice de renta variable de capitalización bursátil ajustado para tener en cuenta el capital flotante. Fue desarrollado con valor base de 100 a 31 de diciembre de 1969.
El índice MSCI Europe Index en euros es un índice de renta variable de capitalización bursátil ajustado para reflejar el capital flotante que mide los resultados de los mercados desarrollados europeos. Fue desarrollado con valor base de 100 a 31 de diciembre de 1998.