Estrategia de inversión
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Imparable. Aún con reportes de datos laborales más débiles y el cierre del gobierno federal en Estados Unidos, las acciones continúan al alza. El S&P 500, el Nasdaq-100 y el Dow marcaron récords históricos. Una verdadera dicotomía.
En cuanto a los datos, la contratación se ha moderado y ya hay señales que apuntan a una desaceleración de la inflación de vivienda. Por su parte, el cierre del gobierno federal incide directamente en el funcionamiento de la administración, ya que interrumpe los programas que dependen de asignaciones del Congreso, conocidos como gasto discrecional. En cambio, los financiados fuera de ese proceso, como Medicare, Medicaid y la Seguridad Social, denominados gasto obligatorio, siguen en marcha.
Gran parte del impulso del mercado esta semana ha provenido de la inteligencia artificial (IA). Meta y Microsoft anunciaron compromisos plurianuales significativos para asegurar mayor capacidad de cómputo, con más chips y una expansión acelerada de centros de datos. Este movimiento fortaleció el ecosistema de IA y dio impulso a las empresas líderes del sector, lo que llevó a los principales índices bursátiles a máximos históricos.
En conjunto, los mercados se están inclinando por la narrativa de “enfriamiento sin colapso”. Los inversionistas asignan una probabilidad de 99% a un nuevo recorte de tasas este mes. Las acciones alcanzaron máximos históricos generalizados, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos cayeron en toda la curva y el dólar se debilitó. En el ámbito privado, la tendencia ha sido similar. Tras su última transacción secundaria, OpenAI alcanzó una valuación de 500 mil millones de dólares y se convirtió en la empresa emergente más valiosa del mundo, por encima de SpaceX. Todo esto mantiene a la inteligencia artificial en el centro de la atención y del apetito por el riesgo.
Con este panorama, surgen tres preguntas clave:
Aproximadamente 25% del gasto federal total se ve afectado y cerca de 40% de los empleados civiles federales son enviados a licencia temporal sin sueldo.
Dos ideas destacan. Primero, históricamente, los inversionistas han considerado los cierres como episodios sin consecuencias relevantes para el mercado, ya que no han generado un impacto claro en términos generales. En promedio, el S&P 500 ha mantenido su tendencia positiva habitual en los días previos y posteriores a una paralización, y los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos y el dólar han mostrado un comportamiento similar.
¿Por qué? A diferencia de los enfrentamientos en torno al techo de deuda (como el de 2013), los cierres de gobierno no afectan la deuda del Tesoro y su impacto económico suele ser limitado. Se estima que cada semana de interrupción reduce el crecimiento trimestral del PIB entre 0,1% y 0,2%, especialmente porque ninguno de los proyectos de ley de asignaciones para 2026 ha sido aprobado. No obstante, la mayor parte de ese efecto se revierte en el siguiente trimestre. En otras palabras, los empleados federales no cobran durante ese periodo, pero reciben el pago retroactivo una vez que se restablece el financiamiento.
En segundo lugar, la publicación de datos económicos también se ve afectada. Ayer no se difundieron a tiempo las cifras iniciales y continuas de solicitudes de subsidio por desempleo, y el reporte de empleo de la Oficina de Estadísticas Laborales (OEL) de Estados Unidos previsto para hoy tampoco será publicado. En general, se espera que los informes programados para principios de octubre sufran retrasos ligeramente superiores a la duración del cierre, como ha ocurrido en episodios anteriores.
Para cubrir ese vacío, los economistas recurren a fuentes alternativas. Un ejemplo es el Índice de Desempleo de la Reserva Federal de Chicago, citado en ocasiones por su presidente, Austan Goolsbee, que no se ve afectado porque no depende de asignaciones del Congreso.
De este modo, la Reserva Federal puede seguir monitoreando el mercado laboral y tomar decisiones informadas, incluso si la OEL no publica su informe, gracias a la disponibilidad de múltiples fuentes de información. Esta situación, sin embargo, genera inquietudes adicionales. La Oficina de Administración y Presupuesto ha pedido a las agencias que se preparen para posibles recortes permanentes de personal, no solo licencias temporales sin sueldo. Aunque las implicaciones prácticas aún no están claras, seguimos atentos a la evolución de los acontecimientos y comunicaremos cualquier novedad a medida que surja.
El banco central está priorizando la debilidad del mercado laboral frente a un ritmo de inflación que avanza gradualmente impulsado por los aranceles.
El promedio móvil a tres meses de creación de empleo se sitúa en torno a 29 mil puestos, frente a 168 mil el año pasado. Aunque no anticipamos un deterioro significativo adicional (que pudiera derivar en una recesión), tiene sentido que las condiciones financieras comiencen a relajarse de forma paulatina.
En materia de inflación, mantenemos una vigilancia estrecha. Prevemos que aumente gradualmente a medida que los aranceles se filtran en la economía. Estimamos que los consumidores terminarán asumiendo aproximadamente dos tercios del costo, frente al 50% actual. Sin embargo, no anticipamos que este efecto se traslade a los componentes más rígidos de la inflación de servicios (energía y vivienda) ni que modifique las expectativas de precios. La energía se mantiene estable en términos interanuales y la inflación de vivienda continúa descendiendo, ubicándose actualmente en 3,6 % interanual, nivel que no se observaba desde 2021. En conjunto, resulta difícil imaginar una aceleración de la inflación de servicios sin un crecimiento salarial más sólido, algo poco probable dada la holgura actual del mercado laboral.
En cierta medida, sí. El liderazgo del sector genera bucles auto-reforzados: las 10 empresas más grandes del S&P 500 representan cerca de 40% del índice (Nvidia sola equivale a aproximadamente 8%), de modo que cada nuevo dólar que entra en fondos ponderados por capitalización tiende a favorecer a los mismos ganadores. Sin embargo, no se trata solo de entusiasmo: detrás hay flujos de efectivo reales y un volumen considerable de inversión de capital.
La inteligencia artificial está impulsando el mercado accionario estadounidense y, cada vez más, también la economía real. Las empresas tecnológicas y afines representan actualmente cerca de 50% del S&P 500 y aportan alrededor de 60% del retorno acumulado del mercado en lo que va de año. Si se excluyera el gasto de capital en software y equipos de tecnología de la información, el crecimiento económico de Estados Unidos en la primera mitad de 2025 sería aproximadamente la mitad de sólido.
Las utilidades y los gastos de capital cuentan la historia. En lo que va de año, el crecimiento de utilidades de los “Siete magníficos” ronda 28% interanual, y el consenso proyecta 21% para el cierre de 2025, tres veces lo esperado para las otras 493 compañías del S&P 500. Para 2026, se estima un aumento cercano a 17%. El impulso sigue siendo sólido. En cuanto al gasto de capital, estimamos un incremento de alrededor de 80% interanual, hasta alcanzar aproximadamente 450 mil millones de dólares, impulsado por la aceleración de inversiones relacionadas con la IA. Para quienes temen una burbuja, conviene destacar que los grandes hiperescaladores que construyen infraestructura de datos para esta tecnología mantienen menos deuda de la que generan en utilidades, y empresas como Microsoft, Meta y Alphabet cuentan con excedentes de efectivo.
Seguimos de cerca esta evolución. Los modelos continúan mejorando y demandan una mayor capacidad de cómputo, lo que impulsa nuevas expansiones. Con fundamentos financieros sólidos y un gasto de capital prudente, no se observan señales de una burbuja de inversión en IA. Las valuaciones se mantienen contenidas y aún existe un amplio margen para su adopción. Según una encuesta de la Oficina del Censo de Estados Unidos, apenas 9,9% de las empresas declara utilizar activamente esta tecnología para producir bienes o prestar servicios.
A pesar del ruido generado por la paralización del gobierno, los cambios en la política de la Reserva Federal y las dudas en torno a la IA, los mercados han mantenido el foco en lo esencial: fundamentos resilientes y una economía que sigue mostrando fortaleza. Nos mantendremos atentos a los cambios de política, las tendencias del mercado laboral y la evolución del ecosistema de IA como factores determinantes de lo que viene.
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