Estrategia de inversión
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Una semana después de que la Reserva Federal reanudó su ciclo de recortes, el mercado perdió impulso, aunque la economía se mantuvo firme. Esta semana, el S&P 500, el S&P 500 de igual ponderación y el S&P 400 retrocedieron; los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos subieron ligeramente a lo largo de la curva, y el dólar se fortaleció. En conjunto, un ajuste que reflejó cierta moderación en el entusiasmo de los inversionistas.
Sin embargo, los últimos datos económicos publicados han sido más sólidos de lo esperado. Dos cifras sobresalen:
En resumen: Un clásico caso de “buenas noticias que se convierten en malas noticias”. El crecimiento más firme aumenta el riesgo de una inflación más persistente y de un ciclo de recortes más lento y limitado. Aun así, los inversionistas siguen anticipando entre uno y dos recortes más este año, escenario con el que coincidimos. La Reserva Federal continúa guiándose por los datos más recientes, con riesgos en ambas direcciones.
En este contexto, retomamos nuestra serie de análisis para un escenario de recortes de tasas: 1) Aprovechar el carry en la renta fija; 2) Posicionarse para un desempeño superior de los activos de riesgo; 3) Diversificar a nivel internacional; 4) Incorporar inversiones alternativas para generar retornos más sostenibles.
Hoy nos enfocamos en el último punto.
Con las acciones cerca de máximos históricos y los rendimientos de los bonos aún elevados según los estándares recientes, ¿por qué considerar activos alternativos dentro de una cartera tradicional 60/40 mientras la Reserva Federal recorta tasas? Identificamos tres razones:
La Reserva Federal reanudó su ciclo de recortes la semana pasada y se prevé que realice más. Con la inflación por encima de 2,5% y unas condiciones financieras más laxas, la probabilidad de que los precios permanezcan altos y volátiles aumenta. ¿Qué significa esto para los inversionistas? Cuando la inflación supera el 2%, acciones y bonos suelen moverse al mismo ritmo, lo que subraya la importancia de diversificar. Por eso consideramos necesario ir más allá de la renta variable y fija tradicionales para conformar carteras sólidas y resilientes.
Nuestra opinión: Recurriríamos a dos componentes para reforzar la diversificación:
Las 10 principales acciones ya representan alrededor del 40% del índice y han impulsado la mayor parte del crecimiento de utilidades de este año. Aun si ese peso puede justificarse, es un nivel de concentración que merece atención. En este contexto, la selectividad resulta fundamental y, como siempre, la diversificación sigue siendo clave. Por ello también seguimos de cerca las tendencias seculares de largo plazo que se gestan en los mercados privados.
A diferencia de la era de internet, cuando los inversionistas públicos capturaban gran parte del valor tras la salida a bolsa (Google debutó con una valuación cercana a 23 mil millones de dólares y hoy alcanza unos tres billones de dólares), las compañías actuales permanecen privadas por más tiempo. Hoy, la mediana de una oferta pública inicial (OPI) tecnológica es de unos 14 años de antigüedad y ventas cercanas a 220 millones de dólares, frente a unos siete años y menos de 20 millones de dólares en ventas a finales de los noventa. De hecho, algunas de las principales empresas privadas actuales (SpaceX, ByteDance, OpenAI) ya figurarían entre las 30 compañías más grandes del S&P 500 por capitalización bursátil si cotizaran en bolsa.
Tres razones principales impulsan esta tendencia:
Nuestra opinión: Con los mercados públicos más concentrados que nunca, considerar el capital privado resulta clave para diversificar y aprovechar las tendencias seculares de largo plazo.
Los mercados privados siguen ofreciendo acceso a compañías que permanecen fuera de bolsa por más tiempo y alcanzan un mayor tamaño. Aunque el capital privado ha enfrentado retos recientes (como el mejor desempeño de los mercados públicos frente a la mayoría de los gestores desde 2022 y una desaceleración en la captación de fondos) creemos que, a medida que la actividad de transacciones se recupere, este segmento estará bien posicionado para aprovechar la próxima fase de crecimiento.
La historia muestra un patrón claro: cuando las condiciones financieras se relajan (bajan las tasas, se reducen los diferenciales de crédito y los mercados se estabilizan) la actividad de transacciones tiende a repuntar. Actualmente, la combinación de tasas de interés, diferenciales de crédito, precios de las acciones, dólar y volatilidad en el índice de condiciones financieras de la Reserva Federal apunta a un impulso de alrededor de 50 puntos básicos al PIB en los próximos 12 meses. Como reflejo de este entorno, la reactivación ya es visible: ya se han anunciado 221 OPI en Estados Unidos y más de 1.100 a nivel global. De hecho, el índice de OPI estadounidense ha subido 11% desde el 30 de junio, superando el 4% del S&P 500. Si las condiciones continúan mejorando, esperamos que la actividad de transacciones se acelere aún más.
Fuentes: (Eje izquierdo): Bloomberg Finance L.P. Información al 15 de septiembre de 2025.
Nota: La fecha corresponde a la jornada de negociación. Los datos de ofertas públicas iniciales (OPI) son proporcionados por Bloomberg y se rastrean a través de anuncios públicos o informados directamente por los bancos colocadores líderes de cada operación. Se excluyen ciertos casos, como listados directos considerados acciones de OPI o fusiones con una sociedad con propósito especial de adquisición (SPAC por sus siglas en inglés) que resultan en la cotización de una empresa privada.
(Eje derecho): Bloomberg Finance L.P. Información al 24 de septiembre de 2025.
Nuestra opinión: Unas condiciones financieras más laxas allanan el camino para más acuerdos, transacciones de mayor tamaño y un mejor desempeño de los mercados, tendencia que esperamos continúe.
Para el capital privado y de riesgo, este entorno abre una ventana más atractiva: las compañías pueden salir a bolsa con valuaciones más altas y mayor respaldo en el mercado secundario, mientras que los compradores estratégicos se benefician de un financiamiento más barato, lo que hace más factibles las ventas directas.
En resumen, en un contexto de inflación persistente, mayor correlación entre acciones y bonos y mercados públicos altamente concentrados, construir carteras resilientes exige mirar más allá del tradicional 60/40. Vemos oportunidad en los activos alternativos, no solo por la diversificación, sino también por el acceso a tendencias seculares de largo plazo y al dinamismo en las transacciones que surge cuando las condiciones financieras se flexibilizan.
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