Estrategia de inversión
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El panorama global de inversión hacia 2026 está siendo moldeado por una confluencia de fuerzas macro y estructurales: la normalización de políticas, cambios en los flujos de capital y aceleración de la innovación tecnológica. Entre ellas, tres factores destacan con mayor fuerza: la evolución de la inflación, reconfiguración de las cadenas globales de suministro y de las alineaciones políticas, y avance de la inteligencia artificial (IA) como un motor determinante del crecimiento.
Aun cuando persiste la volatilidad de precios en sectores específicos, la dinámica inflacionaria muestra divergencias en lugar de una moderación uniforme. Al mismo tiempo, la producción global y los flujos de capital se están reordenando a partir de políticas industriales estratégicas, mientras que la innovación tecnológica —impulsada por la expansión de la IA y de la industria de semiconductores— continúa redefiniendo las trayectorias de crecimiento de las utilidades en todo el mundo.
En este entorno de valuaciones elevadas, desequilibrios fiscales e inflación volátil, la diversificación global es indispensable. Las carteras deben incluir distintas regiones, monedas y marcos de política económica para capturar oportunidades y gestionar riesgos.
Los mercados emergentes (ME) se sitúan al centro de esta evolución, no solo como motores del crecimiento global, sino como historias de inversión diferenciadas, definidas por fundamentos domésticos, avances tecnológicos y, en el caso de América Latina, ventajas clave en recursos y reorganización de cadenas de suministro.
Si bien el mercado estadounidense sigue liderando la inversión en IA y cuenta con un crecimiento resiliente, utilidades sólidas y fundamentos robustos, los persistentes déficits fiscales y elevados niveles de deuda continúan siendo factores relevantes. Si bien estos no representan riesgos inmediatos, sí refuerzan la importancia de mantener una diversificación adecuada.
La próxima ola de creación de valor tecnológico está surgiendo fuera de las fronteras de Estados Unidos, en economías donde convergen la estrategia nacional, eficiencia de costos y escala de datos. Para los inversionistas que consideran que las valuaciones estadounidenses están elevadas o buscan diversificar su exposición cambiaria más allá del dólar, los mercados emergentes ofrecen alternativas atractivas.
Durante tres trimestres consecutivos, los mercados emergentes han superado a sus pares desarrollados. En lo que va de año, el Índice MSCI Mercados Emergentes registra un avance cercano al 33%, respaldado por condiciones financieras más flexibles, un dólar más débil y repunte en las utilidades. Este impulso también refleja que los recortes de tasas en Estados Unidos —cuando no se producen en un entorno recesivo— históricamente han resultado favorables para esta clase de activos.
Dentro de este universo, India continúa siendo nuestro mercado preferido, mientras que Corea del Sur y Taiwán también muestran un posicionamiento sólido para beneficiarse de tendencias estructurales. Aunque mantenemos una postura neutral sobre China, su sector tecnológico sigue desempeñando un papel central en el ecosistema global de IA.
Nuestro objetivo para el MSCI Asia excepto Japón al cierre de 2026 se sitúa entre 955 y 1.000 puntos.
América Latina: recursos estratégicos y resiliencia en cadenas de suministro
A medida que la fragmentación global y competencia por recursos se intensifican, América Latina adquiere un papel central en el nuevo panorama de inversión. La región provee muchos de los insumos esenciales para la economía mundial y revolución de la IA: concentra alrededor de 40% de la producción global de cobre y 38% de las reservas, además de litio, plata y una amplia gama de productos agrícolas. Brasil, Chile y Argentina son especialmente relevantes para los minerales de la transición energética y la seguridad alimentaria, mientras que el liderazgo brasileño en energía hidroeléctrica y renovables lo posiciona como un destino destacado para inversiones en infraestructura verde. Por su parte, México sobresale como beneficiario clave de la reconfiguración de cadenas de suministro y de la relocalización cercana, apoyado por su competitividad de costos, proximidad a Estados Unidos e integración bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Más allá de su solidez en recursos y cadenas de suministro, América Latina ofrece un potencial significativo en retornos cambiarios frente a un dólar más débil, respaldado por diferenciales de tasas elevados, credibilidad de sus bancos centrales y moderación de la inflación. Su capacidad para comerciar tanto con Estados Unidos como con China, junto con valuaciones bursátiles atractivas (relación precio/utilidad adelantada cercana a 10 veces, muy por debajo de sus pares globales) la convierte en un componente valioso para diversificar carteras y actuar como posible cobertura frente a riesgos geopolíticos.
India: reaceleración cíclica y crecimiento estructural
Dentro de los emergentes, India es nuestro mercado preferido, al estar sustentado por un sólido crecimiento del Producto Interno Bruto (7,8% interanual en el primer trimestre del ejercicio fiscal 2025/2026) y un entorno de políticas favorable. La combinación de estímulos fiscales y monetarios, mayor inversión en infraestructura y repunte del gasto de capital privado ofrece una base sólida para la expansión de las utilidades.
Tanto el Banco Mundial (BM) como el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectan un crecimiento cercano al 6,5% para el ejercicio 2025/2026. Tras un período de aumento de utilidades más moderado, las empresas indias cuentan con condiciones para mejorar sus márgenes en 2026. Balances robustos, dinamismo del crédito y amplia liquidez local respaldan tanto al mercado accionario como al de crédito.
El país también se encuentra bien posicionado para aprovechar la rotación global de capital y reconfiguración de las cadenas de suministro. En línea con esta visión, nuestro equipo de Estrategia Global de Inversión (GIS por sus siglas en inglés) ha establecido un objetivo para el MSCI India entre 3.350 y 3.450 puntos hacia finales de 2026.
Corea del Sur: impulso desde la IA y la tecnología
La profunda integración de Corea del Sur en la cadena de suministro de inteligencia artificial y semiconductores la sitúa a la vanguardia del crecimiento tecnológico global. En 2025, las exportaciones de chips aumentaron 16,9% interanual y los semiconductores ya representan el 26% del total, impulsados por la demanda de servidores de IA y la recuperación de los precios de la memoria.
El repunte en las ventas de chips avanzados y de componentes de memoria confirma la solidez de la demanda mundial de hardware para IA y refuerza el papel del país en esta tendencia estructural. Corea del Sur se consolida como un referente regional, favorecida por el giro global hacia la tecnología y diversificación de las cadenas de suministro.
Taiwán: pilar del ecosistema global de semiconductores
Taiwán mantiene un papel dominante en la manufactura de semiconductores avanzados, con más del 60% de la producción mundial y más del 90% de los chips de mayor sofisticación (a través de empresas como TSMC). Aunque enfrenta vientos en contra de naturaleza cíclica, la disciplina de su política macroeconómica y las coberturas adoptadas por el banco central contribuyen a moderar la volatilidad.
Su elevada exposición a sectores de hardware de alto dinamismo, junto con políticas que promueven la manufactura, posiciona al país de manera favorable en un contexto en el que las cadenas globales de suministro se alejan de modelos altamente concentrados en China. La importancia estratégica de Taiwán dentro del ecosistema tecnológico global y su resiliencia ante una fragmentación cada vez mayor consolidan su papel como un ancla esencial para el crecimiento futuro.
China: macroeconomía débil, pero la tecnología se consolida como punto estratégico de fortaleza
La economía china atraviesa una etapa de crecimiento inestable. Las exportaciones, incentivadas de manera excepcional, han contribuido a mantener cierta estabilidad pese a la debilidad del sector inmobiliario y de la inversión. La relajación gradual de la política económica, mediante recortes moderados de tasas, medidas fiscales puntuales y apoyo crediticio selectivo, ha permitido contener la desaceleración, aunque sin reactivar la demanda interna. Este patrón probablemente continúe, ya que la actividad muestra más señales de estancamiento que de mejora y aún se requiere un estímulo más contundente para dinamizar el consumo. Los flujos de capital hacia el país también se mantienen prudentes.
En este entorno macroeconómico tenue, el sector tecnológico se ha convertido en el principal eje estratégico de crecimiento. Su avance obedece tanto a factores de mercado como a una orientación deliberada de la política estatal. El impulso chino hacia la autosuficiencia tecnológica —reforzado por las restricciones a las exportaciones impuestas por Estados Unidos— ha situado a la inteligencia artificial y a los semiconductores en el centro de sus prioridades nacionales.
Las recientes declaraciones de Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia, afirmando que “China probablemente ganará la carrera de la IA”, han reavivado el debate sobre el rumbo tecnológico del país. Aunque el resultado final sigue abierto, sus palabras destacan varias ventajas estructurales: una escala de datos sin precedentes, gran capacidad de despliegue y un profundo capital de ingeniería, atributos que consolidan a China como un nodo esencial del ecosistema global de IA.
La estrategia industrial del gobierno —que abarca el 14.º plan quinquenal, la iniciativa “Nuevas fuerzas productivas de calidad” y distintos programas de apoyo fiscal para la IA y los semiconductores— ha impulsado un ciclo de inversión sin precedentes. Las restricciones tecnológicas impuestas por Estados Unidos no han detenido este proceso; por el contrario, han acelerado la apuesta por la autosuficiencia, y llevado a las principales empresas de internet y computación en la nube a desarrollar hardware, software e infraestructura de entrenamiento de IA de origen nacional.
Según Goldman Sachs Research, las mayores compañías chinas del sector aumentarán su gasto de capital relacionado con IA alrededor de 65% en 2025, con una inversión total que superaría los 70 mil millones de dólares, equivalente a entre 15% y 20% de la de los grandes proveedores estadounidenses. Este incremento refleja tanto la ambición corporativa como la alineación con las prioridades estatales: los gobiernos nacionales y provinciales ofrecen créditos fiscales, financiamiento preferencial y subsidios de suelo para impulsar la expansión de centros de datos y adopción de chips locales.
Al mismo tiempo, los proveedores chinos de servicios en la nube avanzan en la sustitución de chips importados (históricamente representaban entre 50% y 75% de su gasto de capital) por alternativas nacionales, señal de una integración vertical cada vez mayor en toda la cadena tecnológica.
La monetización aún es incipiente, pero avanza con rapidez. Los servicios de IA para empresas (entrenamiento de modelos, personalización posterior e inferencia) registran una expansión acelerada, mientras que la adopción por parte del consumidor crece a través de chatbots y aplicaciones de contenido generado por IA. Si bien entre 90% y 95% de los ingresos de los hiperescaladores en China proviene del mercado interno, los líderes del sector empiezan a ampliar su presencia en el sudeste asiático, Oriente Medio y América Latina, en línea con la estrategia de diplomacia de infraestructura digital del país.
Este escenario configura una oportunidad selectiva pero atractiva: una expansión de la IA impulsada por políticas públicas y con altas necesidades de capital, menos orientada a las utilidades de corto plazo y más a consolidar liderazgo estructural en IA aplicada y fortalecer la soberanía tecnológica. Las empresas más innovadoras del sector ya representan más de 40% del MSCI China y explican la creciente divergencia entre el comportamiento del mercado accionario y la evolución de la economía real.
A partir de esta perspectiva, fijamos un objetivo para el MSCI China entre 88 y 93 puntos hacia finales de 2026. Aunque mantenemos una visión neutral sobre el país en su conjunto, adoptamos una postura constructiva respecto a su industria de innovación, al considerarla una fuente de crecimiento respaldada por el Estado y por el desarrollo de un ecosistema digital cada vez más robusto, incluso en un entorno macroeconómico complejo.
Definiciones de los Índices
MSCI Mercados Emergentes
El Índice MSCI Mercados Emergentes representa empresas de gran y mediana capitalización en países clasificados como mercados emergentes. Cubre aproximadamente el 85% de la capitalización bursátil ajustada por free float en cada país.
MSCI Asia
El Índice MSCI AC Asia abarca empresas de gran y mediana capitalización en países desarrollados y emergentes de Asia, cubriendo cerca del 85% de la capitalización bursátil ajustada por free float en cada país.
MSCI India
El Índice MSCI India fue creado para medir el desempeño de los segmentos de gran y mediana capitalización del mercado indio, cubriendo aproximadamente el 85% del universo accionario del país.
MSCI ASEAN
El Índice MSCI AC ASEAN Universal se basa en el MSCI AC ASEAN, su índice principal, e incluye acciones de gran y mediana capitalización de países emergentes y de un país desarrollado de la región ASEAN.
MSCI Asia ex-Japón
El Índice MSCI AC Asia ex-Japón representa empresas de gran y mediana capitalización en países desarrollados (excepto Japón) y emergentes de Asia, cubriendo cerca del 85% de la capitalización bursátil ajustada por free float en cada país.
MSCI Asia Pacífico
El Índice MSCI AC Asia Pacífico Universal se basa en el MSCI AC Asia Pacífico, su índice principal, e incluye acciones de gran y mediana capitalización de países desarrollados y emergentes de la región Asia-Pacífico.
MSCI China
El Índice MSCI China representa empresas de gran y mediana capitalización entre acciones A, H, B, Red chips, P chips y listados extranjeros (como ADRs, que son certificados de depósito estadounidenses). El índice cubre cerca del 85% del universo accionario de China. Actualmente, incluye acciones A de gran y mediana capitalización representadas en el 20% de su capitalización bursátil ajustada por free float.
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