Estrategia de inversión
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Puntos clave:
El mercado refleja simultáneamente señales de optimismo y preocupación coincidiendo en el tiempo.
Nuevas advertencias —desde tensiones geopolíticas hasta la falta de consenso gubernamental— predominan en los titulares, mientras que la renta variable continúa alcanzando máximos históricos.
Mantenerse invertido sigue siendo fundamental, pero también lo es actuar con decisión. El entorno de los mercados está evolucionando, y quienes se adaptan de manera estratégica pueden convertir la volatilidad en oportunidad.
A continuación, analizamos los riesgos que subyacen al repunte del mercado, las oportunidades que surgen en un contexto económico en transformación y la importancia de anticipar y gestionar las vulnerabilidades de la cartera en este momento, antes de que la falta de acción tenga consecuencias negativas.
La semana pasada puso de manifiesto las complejidades que definen el entorno de 2025, caracterizado por fortaleza en el corto plazo y una incertidumbre persistente en el largo plazo.
Las bolsas globales alcanzaron nuevos máximos: el S&P 500, el Euro Stoxx 50 y el TOPIX de Japón registraron subidas, mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años cayeron por debajo del 4%. Un dato de inflación en Estados Unidos, publicado con retraso pero más moderado de lo previsto, impulsó el mercado, con el IPC subyacente reduciéndose al 3,0% interanual, su nivel más bajo desde junio. Esto pareció consolidar la expectativa de un recorte de tipos por parte de la Reserva Federal esta semana. El buen comienzo de la publicación de resultados del tercer trimestre también contribuyó, ya que, hasta el momento, más del 85% de las empresas del S&P 500 han superado las previsiones.
No obstante, la confianza es frágil. El cierre del gobierno estadounidense se acerca al mes, persisten las dudas sobre la inteligencia artificial y los riesgos geopolíticos —desde nuevas sanciones a Rusia hasta dificultades en las negociaciones comerciales— mantienen la volatilidad presente. Los ciclos económicos y políticos muestran una creciente interrelación.
No obstante, este repunte no ha sido desmedido. Los inversores se han enfocado en activos de calidad y, en gran medida, han evitado las tendencias especulativas de “crecimiento no rentable” que predominaron en el pasado. Nuestra estrategia se ha orientado hacia compañías con resultados sólidos en los sectores tecnológico, financiero e industrial, renta fija de alta calidad como elemento de protección y activos alternativos para mitigar la volatilidad.
En conjunto, esto responde a una transformación estructural en el mercado. Los mismos factores que están impulsando a los mercados—el nacionalismo económico, el activismo fiscal y la aceleración tecnológica—también están modificando el perfil de riesgo. Comprender esa dualidad es fundamental para tomar decisiones en el nuevo entorno.
La próxima década probablemente beneficiará a quienes logren adaptarse, en lugar de a quienes mantengan posiciones estáticas. La edición especial del 30º aniversario de las Long-Term Capital Market Assumptions de J.P. Morgan Asset Management, recién publicada, destaca un mercado en transformación, donde la tradicional combinación de acciones y bonos podría no ofrecer el mismo nivel de protección que en el pasado. Tres factores de gran relevancia están modificando el entorno:
El nacionalismo económico está redefiniendo las relaciones globales. Se incrementan las barreras comerciales, se endurecen las políticas migratorias y se proyecta que el crecimiento del PIB de Estados Unidos se desacelere hasta el 1,8% anual en los próximos 10 a 15 años, reduciendo a la mitad su ventaja sobre Europa respecto a las estimaciones del año anterior. El dólar continúa sobrevalorado en torno a un 10%, mientras que se espera que el euro se aprecie un 0,6% anual. En este contexto, la diversificación global y una gestión activa de divisas adquieren una importancia crítica.
El activismo fiscal está transformando la política económica. Los gobiernos están implementando estímulos de gran magnitud—Alemania aprobó un histórico paquete de gasto de un billón de euros. Al mismo tiempo, las empresas globales mantienen reservas de efectivo por 4,6 billones de dólares, listas para ser invertidas. Este aumento del gasto respalda el crecimiento, pero también impulsa el endeudamiento y la inflación, que se prevé permanezcan por encima de los objetivos de los bancos centrales y continúen mostrando volatilidad. En este contexto, mantener liquidez resulta costoso: se estima que los rendimientos del efectivo en Estados Unidos serán de apenas 3,1%,1 el nivel más bajo entre las principales clases de activos. Paralelamente, se espera que las acciones y los bonos presenten una correlación positiva, lo que reduce el carácter defensivo de la tradicional cartera 60/40. Alternativas como el oro y los hedge funds destacan como fuentes esenciales de diversificación y generación de alfa.
La aceleración tecnológica sigue modificando las expectativas de rentabilidad. Se estima que las grandes empresas estadounidenses generen rendimientos anualizados del 6,7%. Sin embargo, las innovaciones más recientes permanecen más tiempo en el ámbito privado: la mediana de las ofertas públicas iniciales (IPOs) tecnológicas es ahora cinco veces mayor y seis años más antigua que en la década de 1990. El capital privado se posiciona donde el crecimiento estructural coincide con la recuperación cíclica: el desarrollo a largo plazo de la inteligencia artificial podría alinearse con un repunte en la actividad de fusiones y adquisiciones, en paralelo a un ajuste de las valoraciones y el despliegue de 2,7 billones de dólares en recursos disponibles. La selección de gestores será clave en un entorno de mayor dispersión. La infraestructura también está evolucionando—de ser un refugio frente a la inflación a convertirse en motor de crecimiento—impulsada por inversiones en energía, capacidad digital y seguridad.
En conjunto, estos cambios requieren carteras capaces de adaptarse a un entorno dinámico. Sin embargo, los errores comunes en la construcción de carteras pueden sorprender incluso a los inversores más experimentados.
Los periodos de transformación ponen a prueba la capacidad de los inversores para adaptarse. Los cambios estructurales en las empresas y sectores avanzan con rapidez, y el Reino Unido—sede de uno de los mercados bursátiles más antiguos del mundo—es un ejemplo destacado.
En los cinco años transcurridos desde la pandemia de COVID, más de 130 empresas han salido del FTSE All-Share Index, lo que pone de manifiesto la rapidez con la que pueden desaparecer o transformarse tanto los modelos de negocio como sectores completos. Nuestro estudio recientemente actualizado, “The Agony & Ecstasy: The Risks and Rewards of Concentrated Positions”, analiza 40 años de historia bursátil, siguiendo el recorrido de más de 2.200 empresas del Reino Unido que han formado parte del índice, con el objetivo de extraer lecciones sobre riesgo y rentabilidad.
El mensaje es claro: la probabilidad de invertir en una empresa perdedora es mayor de lo que muchos suponen. En las últimas cuatro décadas, más del 40% de las acciones británicas sufrieron pérdidas superiores al 70%, sin lograr recuperarse. Más del 60% tuvo un desempeño inferior al del índice, y aproximadamente el 40% generó rentabilidades negativas a lo largo de su vida, lo que implica que mantener efectivo habría sido una opción más segura. Estas pérdidas impactaron especialmente a los inversores con posiciones excesivamente concentradas.
Muchas de estas situaciones adversas fueron provocadas por factores ajenos al control de la administración—cambios en las políticas, regulaciones, variaciones en los precios de materias primas, competencia internacional o modificaciones en las preferencias de los consumidores. Por otro lado, los verdaderos “grandes ganadores” han sido escasos: solo el 10% de las acciones británicas superaron al índice en más de un 500%, y aun entre estas compañías, algunas experimentaron largos periodos de bajo crecimiento o rendimiento limitado.
La moraleja es que la convicción debe ir acompañada de capacidad de adaptación. Los riesgos de mantener posiciones estáticas—o de apostar en exceso por un solo activo ganador—son reales.
Las fortunas pueden crearse y perderse donde el riesgo y el retorno confluyen. En mercados caracterizados por fuerzas contrapuestas y cambios estructurales, la diversificación, el rebalanceo disciplinado y la gestión del riesgo de concentración pueden transformar la volatilidad de amenaza en oportunidad. Las acciones pueden impulsar el crecimiento, los bonos aportar estabilidad y los activos alternativos contribuir a la protección del capital. Todo ello nos lleva a tres consideraciones clave:
1. Considere los activos alternativos como elementos esenciales, no opcionales
Según las Long-Term Capital Market Assumptions (LTCMAs), se estima que una cartera tradicional 60/40 genere un rendimiento anual del 6,4%. Sin embargo, al incorporar un 30% de activos alternativos—capital privado, inmobiliario, infraestructura y hedge funds—el rendimiento podría aumentar hasta el 6,9%, mejorando la relación riesgo-retorno en un 25%.2
2. Diversifique a nivel global y gestione activamente el riesgo de divisa
A medida que el crecimiento de Estados Unidos converge con el del resto del mundo y el dólar muestra señales de debilidad, la diversificación global y una gestión activa del riesgo de divisa son fundamentales para mantener los rendimientos alineados con los objetivos.
3. Invierta en tendencias estructurales y en innovación
Identificamos las mejores oportunidades en compañías y sectores con capacidad de fijación de precios, márgenes sólidos y exposición a tendencias de largo plazo como la inteligencia artificial, la seguridad global y la transición energética. Sin embargo, no todas prosperarán; la gestión activa será probablemente determinante en un entorno marcado por la transformación continua.
Al adoptar una visión global, diversificar geográficamente y prepararse para la incertidumbre, los inversores pueden encontrar oportunidades en el cambio y construir carteras capaces no solo de afrontar el próximo ciclo, sino de influir en su evolución.
1 Los rendimientos mostrados están expresados en dólares estadounidenses.
2 Una cartera “60/40” se refiere a una asignación compuesta por un 60% en ACWI (el índice MSCI All Country World Index) y un 40% en bonos agregados estadounidenses (Bloomberg US Aggregate Index). Una “60/40” con un 30% en activos alternativos está conformada por un 40% en ACWI, 30% en bonos agregados estadounidenses, 7,5% en capital privado, 7,5% en bienes raíces, 7,5% en activos reales, 4,5% en crédito privado y 3% en hedge funds. Las asignaciones a activos alternativos pueden variar significativamente según los objetivos y la tolerancia al riesgo de cada inversor.
SUPUESTOS DE MERCADO DE CAPITAL A LARGO PLAZO DE JPMAM
Dadas las complejas compensaciones entre riesgo y rentabilidad involucradas, recomendamos a los clientes que se basen tanto en el juicio profesional como en enfoques de optimización cuantitativa al definir asignaciones estratégicas. Tenga en cuenta que toda la información presentada se basa en análisis cualitativos. No se recomienda confiar exclusivamente en lo anterior. Esta información no constituye una recomendación para invertir en ninguna clase de activo o estrategia específica, ni representa una garantía de resultados futuros. Cabe señalar que estas hipótesis sobre clases de activos y estrategias son únicamente pasivas; no consideran el impacto de la gestión activa. Las referencias a rendimientos futuros no son promesas ni estimaciones de los rendimientos reales que pueda obtener una cartera de cliente. Las hipótesis, opiniones y estimaciones se proporcionan únicamente con fines ilustrativos. No deben considerarse como recomendaciones para comprar o vender valores. Las previsiones de tendencias de los mercados financieros basadas en las condiciones actuales del mercado reflejan nuestro criterio y están sujetas a cambios sin previo aviso. Consideramos que la información aquí proporcionada es fiable, pero no garantizamos su exactitud ni integridad. Este material ha sido elaborado únicamente con fines informativos y no pretende proporcionar, ni debe considerarse como, asesoramiento contable, legal o fiscal. Los resultados derivados de las hipótesis se presentan únicamente con fines ilustrativos y de discusión, y están sujetos a limitaciones significativas.
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