Estrategia de inversión
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Puntos clave:
En Estados Unidos, la Reserva Federal bajó los tipos 25 puntos básicos que ya estaba descontado por el mercado, aunque con un enfoque algo restrictivo. El presidente Powell indicó que un nuevo recorte en diciembre no está asegurado, a pesar de las expectativas actuales. La probabilidad que asigna el mercado a un recorte en diciembre ha disminuido de más del 90% la semana pasada a poco más del 65% en la actualidad. Nuestra recomendación: permanecer invertidos. La liquidez sigue siendo la alternativa menos atractiva. Seguimos anticipando dos recortes adicionales antes de mediados del próximo año.
El Banco Central Europeo mantuvo los tipos de interés cerca de niveles neutrales y adoptó una estrategia de “esperar y ver”. La inflación se está estabilizando en torno al objetivo del 2%, el crecimiento se mantiene sólido y nuevos recortes requerirían un deterioro significativo en los datos. Consideramos que el BCE mantendrá los tipos sin cambios en el futuro previsible.
Japón también mantuvo sin cambios su política monetaria. Los avances en las mejoras en los salarios continúan, aunque aún no son determinantes, mientras que las fluctuaciones en los precios de la energía y las modificaciones en la política fiscal sobre combustibles generan incertidumbre respecto a la inflación en el corto plazo. El Banco de Japón no ofreció orientación futura más allá de la referencia a la necesidad de contar con más datos.
En resumen: el proceso de ajuste de los tipos de interés a nivel global continúa o se encuentra en su fase final. La evolución difiere según la región, pero el enfoque es similar: recortes moderados, mensajes orientados a la estabilidad y bancos centrales decididos a evitar un repunte de la inflación.
La semana pasada, la atención se centró en el cierre del gobierno estadounidense y en la pausa en las tensiones entre Estados Unidos y China; solo tendrán impacto relevante si afectan a la publicación de datos económicos.
A medida que se prolonga y se acerca a ser el cierre gubernamental más largo de la historia, el cierre del gobierno estadounidense sigue siendo más relevante en los titulares que en sus efectos reales; el principal riesgo para los inversores es la ausencia prolongada de datos económicos oficiales. Con el personal del Departamento de Trabajo en suspensión temporal, es posible que el IPC de octubre se retrase o no se publique, y probablemente el informe de empleo de octubre también experimente demoras, lo que obligará a los inversores a recurrir nuevamente a indicadores alternativos (como ADP, datos de gasto con tarjetas y estimaciones regionales de la Reserva Federal) para evaluar la situación económica.
Más allá de los datos, el cierre del gobierno es relevante para la evaluación del crecimiento económico a corto plazo: cada semana de cierre reduce el crecimiento trimestral anualizado del PIB. La mayor parte de este crecimiento perdido suele recuperarse una vez que el gobierno reabre, aunque las horas no trabajadas por los empleados en suspensión temporal no se recuperan. Se prevé que el impacto inmediato comience el 1 de noviembre, cuando se agoten los fondos del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), lo que podría afectar a aproximadamente 40 millones de personas. Cada periodo de pago adicional aumenta la presión sobre Washington para poner fin al cierre, ya que cada vez más personas permanecen sin recibir salario durante más tiempo.
La reunión entre Xi y Trump en Corea del Sur resultó en una pausa, no en un cambio de rumbo: se acordó una tregua de un año con reducciones arancelarias selectivas y la reanudación de ciertos flujos (soja, minerales raros). El acuerdo contribuye a estabilizar las relaciones, pero no resuelve los problemas de fondo ni implica cambios estructurales significativos en el desequilibrio comercial entre Estados Unidos y China. Ambas partes continúan adoptando medidas para reducir riesgos. Los mercados interpretan el resultado como una pausa temporal, no como una transformación significativa.
En resumen: la política no está siendo el principal motor de los mercados en este momento. El cierre del gobierno solo tendría un impacto relevante si interrumpe la publicación de datos oficiales (como el IPC) durante un periodo prolongado. Por lo tanto, la atención sigue centrada en los resultados empresariales, especialmente en la inversión de capital impulsada por la inteligencia artificial.
El buen desempeño de la semana pasada se debió a que las empresas superaron las expectativas y revisaron al alza sus previsiones. Las compañías tecnológicas de gran capitalización lideraron el movimiento, aunque el respaldo fue más amplio: los resultados y las perspectivas empresariales reflejan la estabilidad del consumidor y una gestión eficaz a pesar de la volatilidad política.
Hasta el momento, aproximadamente el 64% de las empresas del S&P 500 ha presentado resultados. El 83% ha superado las estimaciones de beneficios por acción, cifra muy superior a los promedios de los últimos 5 y 10 años, y cerca del 79% ha superado las previsiones de ingresos. Actualmente, el consenso del mercado proyecta un crecimiento interanual de los beneficios del 10,7% para el tercer trimestre, frente al ~8% estimado previamente.
Las grandes plataformas tecnológicas reforzaron esta tendencia. En general, se observaron resultados superiores a las previsiones; sin embargo, algunas compañías mostraron un desempeño inferior, principalmente porque los beneficios superaron las expectativas en menor medida de lo esperado por los inversores, o por preocupaciones relacionadas con un mayor gasto de capital. La inversión en inteligencia artificial volvió a incrementarse y el tono de las compañías se mantuvo optimista. Inicialmente, las cinco principales compañías del sector proyectaban un gasto de capital de 285.000 millones de dólares para el ejercicio fiscal 2026, y actualmente esa estimación asciende a 431.000 millones de dólares.
En resumen: los resultados empresariales, y no los titulares, son los que impulsan el dinamismo del mercado. Los resultados por encima de las previsiones, junto con el aumento de la inversión en inteligencia artificial, continúan favoreciendo una tendencia alcista.
Con la política monetaria global en proceso de ajuste y los bancos centrales adoptando una actitud conservadora, recomendamos mantener una estrategia diversificada y flexible en la asignación de activos. Las disrupciones de corto plazo, como el cierre del gobierno estadounidense, suelen generar volatilidad en los mercados más que impactos duraderos, por lo que estos periodos deben considerarse oportunidades para optimizar la composición de las carteras.
La diversificación entre regiones y clases de activos, junto con una gestión adecuada del riesgo de duración, sigue siendo fundamental. Alternativas como el oro, la infraestructura y los hedge funds pueden contribuir a mitigar riesgos fiscales, inflacionarios y geopolíticos. Al mismo tiempo, el sólido impulso de los resultados empresariales—especialmente en los sectores impulsados por la inteligencia artificial—favorece una exposición selectiva a compañías tecnológicas líderes y a mercados privados. Mantener el enfoque en los fundamentales y adaptar la estrategia conforme evolucionen las tendencias en política monetaria, factores políticos y resultados empresariales será clave para posicionar las carteras de manera efectiva.
Consideramos que la información que se recoge en este documento es fiable; sin embargo, no garantizamos que sea completa o exacta. Las opiniones, las estimaciones, las estrategias y las perspectivas de inversión que se expresan en este documento representan nuestra visión a partir de la situación actual del mercado y están sujetas a cambios sin previo aviso.
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