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Cómo organizar su dinero con intencionalidad

¿Somos siempre racionales con el dinero? Si lo pensamos, puede que veamos que el valor que le asignamos no siempre está alineado con nuestras intenciones

Oportunidades y desafíos

Dinero. Se trata de un concepto difícil de manejar, que presenta tanto oportunidades como desafíos. Cuando pensamos en nuestro patrimonio, a menudo lo hacemos en forma de “cuentas mentales”. En otras palabras, asignamos valores y usos diferentes al dinero en base a una serie de factores. Éstos pueden incluir de dónde proviene (si se ha heredado o si se ha acumulado durante años de trabajo) o qué pretendemos hacer con él (por ejemplo, gastarlo en sufragar nuestro estilo de vida o donarlo a organizaciones benéficas).

De cuentas mentales a cuentas físicas

Si considera todas sus “cuentas mentales” —cuáles son las fuentes de las que proviene su dinero, y cómo podría utilizarlo— podría resultarle de ayuda establecer un marco físico más preciso, con “cubos” o apartados. Este sistema le permitiría revisar de forma habitual la estructura de su capital, para identificar si su comportamiento está realmente alineado con lo que está intentando conseguir.

Organizar con intencionalidad

Puede resultar útil organizar el dinero en cuatro “cubos” o categorías: liquidez (efectivo), estilo de vida (gasto), legado y crecimiento. De esta manera, puede asegurarse de que su dinero se organiza y se utiliza de forma que respalde sus valores y sus intenciones.

Liquidez (efectivo)

 

Muchos inversores tendrán un plan de contingencia cuya finalidad es poder tener a mano dinero suficiente para sentirse psicológicamente seguros durante épocas de turbulencia en los mercados, los ciclos económicos y acontecimientos vitales. Su objetivo es asegurarse de no tener que limitar el gasto o su estilo de vida de forma inesperada, o verse obligados a vender activos en el momento equivocado (es decir, vender a bajo precio). La idea es tener reservas suficientes de efectivo operativo dentro del apartado o “cubo” de liquidez para sufragar gastos habituales para su estilo de vida, para compras importantes o incluso para aprovechar oportunidades.

Estilo de vida (gasto)

 

Asignando el dinero de forma estratégica, los inversores pueden mantener su estilo de vida y cubrir sus necesidades durante el resto de su vida. De este modo, si, por ejemplo, se enfrentasen a una importante pérdida de capital en una inversión empresarial o en una posición concentrada, o si se produjera un acontecimiento que hiciera que quienes son las principales fuentes de ingresos de la familia ya no pudieran trabajar, este cubo tendría dinero suficiente como para mitigar los efectos negativos y mantener el estilo de vida. Su contenido está adaptado específicamente a la definición del concepto de “estilo de vida” de cada persona o familia.

Legado

 

Mientras que los dos primeros cubos incluyen dinero apartado para ser utilizado durante la vida de la persona, el cubo o apartado del legado contiene dinero que podrá utilizarse durante o más allá de la vida de cada uno. No obstante, en este caso hay cierta flexibilidad. Si el cubo de estilo de vida se agotase demasiado pronto debido a factores como la longevidad, el cubo de legado podría seguir proporcionando un nivel patrimonial mínimo. Además, este cubo puede servir para realizar donaciones familiares —bien directas o a través de estructuras de planificación patrimonial más complejas— así como donaciones benéficas a través de fundaciones familiares.

Crecimiento

 

Es importante señalar que el objetivo es consumir el contenido de los tres primeros cubos —liquidez, estilo de vida y legado. El cuarto y último cubo tiene una finalidad totalmente distinta. Pretende lograr un crecimiento del capital a largo plazo, que podría servir de base para crear un patrimonio intergeneracional, o asegurar la actividad filantrópica a perpetuidad.

Alinee sus objetivos con sus cubos patrimoniales

 

Para muchos de nosotros, el concepto de dividir el patrimonio en distintos apartados o “cubos” es una nueva forma de organizar nuestros pensamientos sobre el tema. Por otro lado, todos tendemos a tener ideas más o menos desarrolladas sobre nuestros objetivos. Un objetivo debe tener tres pilares fundamentales: etiqueta, importe deseado y horizonte temporal.

Esto es importante, porque los distintos cubos responden a distintos objetivos, horizontes temporales y niveles de prioridad. Naturalmente, llevarán asociados carteras de tamaños distintos y estrategias patrimoniales diferentes. 

 

 

De la conciencia a la acción

La alineación de sus intenciones con sus estrategias patrimoniales es un proceso continuo que puede comenzar en cualquier momento. Las estrategias orientadas a cumplir sus distintos objetivos también pueden evolucionar a lo largo del tiempo. Por ejemplo, cuando se es más joven, puede que uno no tenga claro cuánto patrimonio va a acumular, o a qué destinarlo. Sin embargo, al hacerse mayor es posible que decida adoptar estructuras patrimoniales más permanentes, una vez aclare qué quiere dar a su familia o a su comunidad. Sean cuales sean sus intenciones, lo mejor es empezar ya mismo. Cuando identifique formalmente los cubos de dinero que desea formar y alinee esos cubos con sus intenciones, aumentará su confianza en el resultado de su estrategia patrimonial a largo plazo.

El siguiente marco práctico incluye una serie de preguntas básicas pero importantes, para asegurar que su patrimonio tiene el efecto deseado.

A continuación le proponemos algunas preguntas para comenzar el proceso. Su equipo de J.P. Morgan le ayudará a desarrollar su plan completo basado en objetivos.

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