Especialmente en épocas de incertidumbre, resulta importante considerar que sus obras de arte constituyen una fuente de flexibilidad financiera y que forman parte de su plan patrimonial general.
El arte y la pasión por el arte pueden ayudarnos a mantenernos a flote, sobre todo en periodos difíciles. Si es usted un verdadero coleccionista, esto no le sorprenderá. Quizás las medidas de confinamiento impuestas este año para controlar la pandemia le han permitido dedicar algo más de tiempo a sus piezas preferidas. Quizás ha participado en innovadoras subastas mundiales organizadas en línea por Christie’s, Sotheby’s, Phillips, Artcurial y otras casas de subastas, ya que el mercado de arte, paralizado a comienzos de 2020, volvió a abrir sus puertas a finales de la primavera/principios del verano y aceleró su adopción de la megatendencia de la digitalización. O quizás pronto concertará una cita para visitar una galería en persona, con todas las medidas de salud y seguridad pertinentes.
Su colección privada también encierra valor y representa un poderoso activo financiero. La pregunta es: ¿cómo puede utilizar y acrecentar este activo único, especialmente durante este periodo volátil?
Para ofrecer una respuesta precisa, se deben conocer, sin lugar a dudas, las circunstancias específicas de cada coleccionista, puesto que son muchos los factores que deben tenerse en cuenta, como el país de origen y los objetivos. En todo caso, resulta útil ser consciente de los eternos problemas y algunas de las prácticas que sus coetáneos adoptan con éxito. Así pues, le ofrecemos a continuación unas cuantas preguntas importantes, así como las respuestas que esperamos que le ayuden a decidir lo más conveniente para usted.
¿Cómo estructura su colección de arte?
Poseer una obra de arte directamente en su propio nombre, de manera individual o conjunta con su cónyuge, puede ser un punto de partida excepcional. Conforme se crea una colección privada, los propietarios suelen establecer una entidad jurídica interviniente que posee la titularidad de las obras de arte. Esto puede proporcionarle una visión dinámica y consolidada de sus obras de arte, así como una gestión centralizada de su colección, la cual estará sujeta, además, a la legislación de un único país. También puede ayudarle a mantener juntas todas las piezas de su colección para las futuras generaciones. Otras ventajas dependen de las leyes del país en el que opere y del tipo de entidad elegida.
En los llamados «países de derecho civil», como Francia y México1, las entidades jurídicas que los coleccionistas suelen escoger para invertir en arte son sociedades o fundaciones (sobre todo si se desea establecer un legado con dicha colección). Una de las principales ventajas de este enfoque de gestión de colecciones radica en la obtención de asistencia a la hora de organizar, asegurar y contratar a profesionales para el cuidado de una colección. También puede aportar ventajas transfronterizas, como la protección fiscal fuera de su país de origen. Pongamos como ejemplo un nacional mexicano que posee una pintura en una segunda vivienda en California. Si su compañía mexicana posee la obra de arte, la venta del cuadro a un comerciante en Malibú probablemente no estará sujeta a impuestos en Estados Unidos. Además, la compañía mexicana puede ofrecer protección frente a los impuestos estadounidenses de trasferencia en caso de donación de la pieza a un familiar de la próxima generación.
En Estados Unidos, un «país de derecho consuetudinario», las entidades jurídicas elegidas para la titularidad del arte suelen ser fideicomisos o sociedades anónimas (limited liability company o «LLC»). Estas entidades también pueden ayudarle a organizar y transferir su colección. Otras ventajas para los contribuyentes estadounidenses que aportan su colección a un fideicomiso o que delegan la titularidad en una LLC incluyen la privacidad y la protección frente a responsabilidad personal.
Muchos coleccionistas estadounidenses no desean que el tamaño, la naturaleza, el valor o la magnitud de sus posesiones sean de dominio público o mediático. Por suerte para ellos, la propiedad del arte no suele estar a disposición pública.
No obstante, si no desea que su identidad como propietario sea accidentalmente revelada o fácilmente descubierta, es aconsejable que adquiera sus obras de arte, pague los gastos conexos e incluso las utilice como garantía en préstamos a través de una sociedad anónima o un fideicomiso revocable con un nombre genérico (por ejemplo, «25 Elm Street LLC» o «Fideicomiso 25 Elm Street»). En cuanto a la información sobre el propietario de una pieza de arte fácilmente accesible para los medios de comunicación o el público en general, estos solo podrían conocer el nombre del fideicomisario que usted seleccionó (su abogado, tal vez) o el nombre de la LLC. (Para que conste: la posesión de arte a través de una compañía privada de un país de «derecho civil» no garantiza el anonimato.)
Una sociedad anónima (LLC) también ofrece una capa de protección entre usted y un posible litigio en Estados Unidos. Esa protección presenta dos vertientes: si prospera una demanda no relacionada con su arte, lo máximo que puede recibir un acreedor es un interés en la LLC que posee su colección de arte; el acreedor no puede exigir la venta de la colección. En cambio, si la demanda se interpone contra la LLC (por ejemplo, por el incumplimiento de un contrato de arrendamiento relativo a la colección de arte), sus activos personales no se utilizarían normalmente para satisfacer la demanda.
¿Cómo puede su colección de arte aportarle una mayor flexibilidad financiera?
Pedir financiación de forma concienzuda puede ayudarle a crear la colección de arte que desea. También puede ayudarle a mantener sus inversiones por buen camino, lo que resulta especialmente útil en periodos volátiles.
Los coleccionistas suelen beneficiarse de líneas de crédito para crear y mantener sus colecciones. En muchos casos, el hecho de disponer fácilmente de liquidez permite a los coleccionistas adquirir rápidamente piezas importantes que se han introducido en el mercado como consecuencia de la liquidación de una herencia u otros acontecimientos imprevistos, como un divorcio. Sin duda alguna, no todos los coleccionistas tienen a su disposición suficiente efectivo para adquirir una obra maestra que se pone a la venta de manera repentina. Por este motivo, muchos coleccionistas disponen de líneas de crédito, a menudo garantizadas con sus colecciones de arte existentes, con el fin de poder adquirir una obra de arte hasta un futuro evento de liquidez o incluso conservar un nivel de deuda prudente ofreciendo como garantía unas colecciones que aumentan con el paso de los años y que se aprecian con el tiempo. La obtención de liquidez por medio de una línea de crédito constituye una herramienta esencial para los coleccionistas rigurosos, y la colaboración con prestamistas sofisticados les permitirá gozar de un mayor abanico de opciones.
Otra de las ventajas que aporta una línea de crédito garantizada con arte radica en que los coleccionistas no se ven limitados a utilizar los préstamos solamente para adquirir obras de arte. También pueden utilizar sus líneas de crédito para financiar inesperadas salidas de capitales sin tener que liquidar inversiones u otros activos y, quizás, sin que se activen prematuramente impuestos sobre plusvalías. Los coleccionistas pueden recurrir a sus líneas de crédito para atender flujos de salida imprevistos o de gran volumen, o incluso emplear la colección utilizada como garantía para financiar inversiones que les ayuden a diversificar y acrecentar sus balances personales. Con una adecuada estructuración, los prestatarios también podrían beneficiarse de la deducción de intereses de inversión para compensar los ingresos de inversión, siempre que los fondos del préstamo garantizado con arte se utilicen con fines de inversión.
¿Cómo encaja su colección de arte en su situación financiera?
El arte es un activo poco habitual por numerosas razones, como el apego emocional del propietario, la naturaleza inherentemente ilíquida de las obras de arte (así como su relativa estabilidad a largo plazo). No obstante, si adquiere arte a precios considerables, se trata de un activo. Algunos de nuestros clientes consideran que la inversión en arte representa una manera de diversificar sus carteras. Sin embargo, aunque usted nunca haya observado sus activos a través de este prisma, le recomendamos encarecidamente que evalúe con cuidado sus inversiones en el contexto de sus objetivos financieros a largo plazo, así como su planificación patrimonial.
Dado que la financiación del arte es una de las fortalezas de nuestra firma, su colaboración con J.P. Morgan puede brindarle numerosas ventajas, ya que tenemos relaciones consolidadas con algunos de los principales coleccionistas del mundo y hemos acumulado profundos conocimientos durante décadas gracias a la colaboración con nuestros clientes y en nuestra condición de uno de los coleccionistas corporativos más antiguos y grandes del mundo. Su equipo de J.P. Morgan está integrado por un banquero, un asesor patrimonial (por lo general, un ex abogado en ejercicio) y un especialista de crédito, quienes pueden trabajar juntos (y con nuestros especialistas repartidos por todo el planeta) con el fin de ayudarle a usted y a sus asesores a utilizar sus obras de arte para la consecución de sus objetivos, sea cual sea su país de residencia o el de su arte.
1 En los países de «derecho civil», predominan las leyes codificadas. En cambio, los países de «derecho consuetudinario», como Estados Unidos, se rigen por leyes y resoluciones judiciales.