¿Es la pérdida en valor del dólar algo pasajero o hemos llegado al momento de diversificar monedas más allá del principal activo de reserva?
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Los factores que hasta hace poco favorecieron la fortaleza del dólar estadounidense, como el diferencial de crecimiento y el diferencial de tasas, parecieran haber perdido gran parte de su relevancia al tiempo que la necesidad de buscar refugio en la moneda percibida ampliamente como las más segura del mundo en un contexto de crisis e incertidumbre global ha disminuido de forma contundente. Ante esta situación, son muchos los que con implacable firmeza y gran consonancia han declarado a voz en cuello el fin del excepcionalismo del dólar y el inicio de una nueva etapa en la que la moneda de reserva por excelencia podría debilitarse aún más de lo que ya lo ha hecho en el corto plazo.
Bienvenidos a una nueva presentación de audio de El Pulso de América Latina. Mi nombre es Franco Uccelli, y soy el Director Ejecutivo y Jefe de Estrategia de Inversiones de Clientes Latinoamericanos de J.P. Morgan Private Bank. Hoy, evaluaremos los motivos principales por los que el dólar estadounidense ha perdido 10% de su valor frente a otras monedas desarrolladas desde mediados de marzo y trataremos de descifrar si su reciente fragilidad es algo estrictamente pasajero o más bien algo que marca el inicio de una nueva tendencia de más largo plazo.
Por varios años, Estados Unidos se distinguió por poseer la economía desarrollada que crecía más que la de sus pares y donde las tasas de interés eran bastante superiores a las de otros países avanzados, dos factores que contribuyeron a hacer de su moneda, el dólar, un activo comparativamente atractivo y fuerte. Cuando a principios del 2020 la pandemia causada por el coronavirus paralizó la actividad económica global e incrementó la volatilidad y la incertidumbre en los mercados financieros, un sinnúmero de inversionistas buscaron protegerse contra los azotes de la inesperada tormenta financiera invirtiendo en la moneda ampliamente percibida como la menos riesgosa del mundo, contribuyendo así a que el dólar estadounidense se fortaleciera aún más contra sus pares.
Pero en la medida en que las autoridades monetarias de Estados Unidos redujeron las tasas de interés para estimular el crecimiento de una economía que se contraía a pasos agigantados en medio de la crisis global, dos de los tres factores que principalmente nutrieron la apreciación del dólar se desvanecieron casi instantáneamente, teniendo que depender la moneda estadounidense casi exclusivamente de su condición como activo de refugio para mantener su fortaleza relativa. Sin embargo, cuando las severísimas restricciones de movilidad que mantuvieron a la economía global paralizada por varios meses empezaron a ser flexibilizadas a partir de junio, el dólar perdió su tercer pie de apoyo. La reapertura de las economías no solo contribuyó a echar a andar al aparato productivo global, sino también a mejorar las expectativas de crecimiento, a lo que los mercados reaccionaron de forma casi instantánea enfocándose nuevamente en activos de riesgo que ofrecieran un mayor retorno potencial. Es así como el dólar, que había alcanzado un nivel de sobrevaluación cercado al 20% con respecto a las principales monedas desarrolladas en su conjunto empezó rápidamente a perder valor.
Así como las economías tienen un comportamiento cíclico durante el cual periodos de contracción son seguidos por periodos de expansión que se repiten a lo largo del tiempo, el dólar tiene su propia ciclicidad, la cual va muy de la mano de la variabilidad en el diferencial de crecimiento entre la economía de los Estados Unidos y la economía global. Esto quiere decir que cuando el crecimiento de la economía estadounidense es comparativamente robusto, el dólar tiende a apreciarse, y cuando es más bien algo débil, tiende a depreciarse, sobre todo si no existen otros factores, como por ejemplo tasas de interés relativamente altas o la necesidad de buscar refugio en él en tiempos desafiantes, que le puedan jugar a favor.
Es por ello que en un contexto en el que el recorte de las tasas de interés de la Reserva Federal ha erosionado la ventaja comparativa de las inversiones en dólares y el mercado internacional está cada vez más optimista sobre la consolidación de la recuperación de la economía global, es natural que un dólar que todavía se mantiene sobrevaluado a pesar de su reciente depreciación parcial se debilite en el corto plazo. Históricamente, cuando el ciclo del dólar ha mostrado un giro importante, como el que ha evidenciado a partir de marzo, normalmente esa nueva tendencia perdura alrededor de seis años, lo cual implica que el dólar podría estar recién en la fase inicial de un nuevo periodo de debilidad relativa.
En un mundo fluido y cambiante, el excepcionalismo cíclico del dólar estadounidense pareciera finalmente haber llegado a su fin, y es por ello que para muchos es el momento idóneo para diversificar monedas más allá del principal activo de reserva. Pero así como se espera que algunas monedas duras, como por ejemplo el euro, puedan ofrecer un contrapeso creíble y efectivo al dólar, es probable que siga habiendo una amplia dispersión en el valor relativo de las monedas emergentes con respecto al dólar, con factores idiosincráticos propios de cada país determinando en última instancia su propia evolución. Aunque un cambio de rumbo en el dólar podría ofrecer oportunidades interesantes de inversión en otras monedas, lamentablemente dada la lenta recuperación de la crisis esperada para la economía de América Latina, tristemente todo hace parecer que esta región será de las que menos se beneficiará como consecuencia del debilitamiento anticipado del dólar.
Muchas gracias por su atención y hasta pronto.
Este audio se ha preparado con fines informativos solamente, y es una comunicación en nombre de J.P. Morgan Secretees LLC, miembro de FINRA y de SIPC. Las visiones que se describen pueden no ser adecuadas para todos los inversionistas y no constituyen asesoría de inversión personal ni pretenden ser una invitación a ofertar, ni una recomendación. Las perspectivas y rentabilidades pasadas no son garantía de resultados futuros. Este no es un documento de análisis de inversiones. Favor de leer otra información importante, que puede encontrarse aquí: www.jpmorgan.com/LAPdisclosures
Habiendo perdido 10% de su valor frente a otras monedas desarrolladas desde mediados de marzo, el dólar estadounidense podría encontrarse en un momento decisivo en cuanto a su estatus como activo de refugio por excelencia.
En el audio de esta semana, trataremos de evaluar las causas de esta depreciación, y las oportunidades de inversión en otras monedas capaces de ofrecer un contrapeso creíble y efectivo al dólar.